Mision en Paris...

Clara se hizo a un lado para permitirle el paso a Allen y al entrar el mismo a la habitación pasó a desviar su mirar y atención al acompañante del mismo. Su mirada volvió a realizar ese análisis con los ojos para memorizar al nuevo exorcista al cual observaba con la misma atención que al discípulo de Cross. Tras unos breves instantes salió de su trance para esbozarle una sonrisa.

-Mucho gusto exorcista... Yo soy Clara, la asistente de Madame Julieta.-

Se presentó con el más cordial tono al joven. Tras realizar aquella presentación pasó a adentrarse en la residencia de Madame Julieta indicándole con un ademán de su mano que lo siguiera. Lo guió a través de un angosto pasillo con los muros tapizados con grabados de tonalidades doradas y ocres. Varios cuadros de majestuosos paisajes se apreciaban cada cierta distancia, todos ellos perfectamente acomodados y derechos. Las chicas iban detrás del exorcista hablando entre ellas y señalando ocasionalmente al exorcista. Finalmente llegaron a una ostentosa sala donde varios sillones se encontraban enfilados y acomodados de tal manera que pareciera que aquella habitación tuviera en mente como único objetivo la perfecta simetría.

-Si gusta puede esperar aqui, cualquier cosa que pueda necesitar no dude en pedírselo a las chicas.-

Exclamó con calma antes de vociferar algunas palabras con el resto de las chicas y salir hacia la dirección de la habitación donde se encontraban Allen y su superiora. Las chicas al quedar solas permanecieron juntas aún hablando en bajo volúmen y mirando de perfil al exorcista, era obvio cual era su tema...

Mientras tanto, en la habitación principal se encontraba la matriarca cuyos cabellos de plata caían hasta el suelo. La figura de Madame Julieta pareciera nunca cambiar pues lucía exactamente igual que la primera vez que el albino la había visto. Como acostumbraba, llevaba anillos dorados en ambos dedos pulgares con los cuales jugueteaba de manera nerviosa al tratar con asuntos serios. Su rostro lucía rasgos que daban a imaginar una chica preciosa en su juventud, ahora al ser mayor intentaba ocultar sus imperfecciones con una ligera capa de maquillaje que ayudaba a resaltar su rostro. Como siempre, se encontraba ataviada de manera elegante sin llegar a lo pomposo recubriendo su figura con un vestido negro que le llegaba hasta el cuello, botones plateados descendían por el centro de aquel vestido hasta llegar a su cintura donde un enorme cinturón blanco se cruzaba. Sus esmeráldicos orbes se posaron sobre el albino al verlo llegar mostrando cierto aire de solemnidad... Aquella mujer solía ser alegre y hasta pesada (No por nada se identificaba con Cross) más ahora le mostraba otra cara a Allen, probablemente una cara que jamás había visto...

-Allen, toma asiento... Tenemos que platicar.-

Su diestra señaló una cómoda silla española con un grabado de un torero en su respaldo frente a su gigantesco escritorio y se limitó a inclinarse ligeramente hacia el frente. Justo en ese momento llegó Clara que cerró la puerta a sus espaldas para darles plena confidencialidad. Tras esto se encaminó hasta quedar a un costado de su mentora posando sus orbes en Allen sin decir palabra alguna.

El español agradeció a la mujer su deferencia con una cálida sonrisa y unas educadas palabras. Tras eso se sentó en uno de los sillones, pensando.

-Así que exorcista, ¿eh?- Musitó el hombre. A pesar de lo que le había dicho Allen, se sentía raro ser llamado así.

Desvió la vista hacia el grupo de mujeres, que le estaban mirando mientras chismorreaban entre ellas. Tras haber visto el acoso y derribo al que habían sometido al chico, solo esperaba que no le vinieran con las mismas a el.

De todas formas, se bajó un poco la manga, revelando la pulsera que llevaba en la muñeca. Bajó la mano, ocultándola de la vista, mientras dejaba que su guante recubriera su mano. Un instante después, con el guante ya en su mano, la alzó.

Era un guante negro, y, si no fuera por lo que podía hacer, solo la cruz blanca que tenía en el dorso haría que llamara la atención. Pero podía causar una terrible cantidad de daño en un instante. Después de todo, el relámpago no era un arma sutil, pero si efectiva. Había perdido la cuenta de las veces que eso le había salvado la vida, ya fuera con Akumas o con otros acontecimientos... Y aún así... Seguía sintiendo algo de miedo cada vez que causaba mas daño en un golpe que otras personas en una vida.

Sencillamente, una fibra, un poco supersticiosa quizas, le recomendaba cuidado cada vez que usaba esa fuerza. Y por mucho que le dijeran, tenía toda la intención de seguir ese consejo que le daban sus instintos.

Apartó la vista de su mano, mientras alzaba su vista al techo. No podía ni empezar a describir las ganas que enía de asetear a preguntas a alguien que tuviera respuestas. Sobre esos Akumas y su "inocencia". La respuesta de Allen había sidomuy incompleta. Y tenía la sensación de que había mas. Mucho mas.

Alice como siempre pidió mucho comida, en comparación con lo que había pedido Leandro. Cosa que sorpredió al garzon por la cantidad, la apariencia dela exorcista no parecía ser de una chica que comiera tanto. Aunque era mucha comida, para los ojos de cualquiera, esta vez Alice había pedido la mitad de lo que pediria normalmente.

- Me parece una buena idea.- le dijo Alice sonriente, esperando la llegada de su comida.- Es mejor que nada. después de todo tenemos poca información, creo que infiltrarnos seria una buena forma de acabar con esta mision.

Un par de minutos mas tarde por fin aparecía el garzon con lo que pidió Leandro y algunas cosas de las cuales había pedido Alice.- Que bien... ¡bueno a comer!- como siempre sonriente y olvidándose dela situación en la cual se encontraban, la exorcista empezo a saborear lo que había pedido. Luego de comer un poco de cada plato se dirigió a Leandro.

- Entonces hay que conseguir algo de ropa ¿no crees?- Los lugares donde vendían ropa debían ser muy caros, se pregunto si la orden pagaría esos gastos también. Despues de todo la orden oscura tenía como deber encontrar inocencias, matar a los akumas y evitar que los planes del conde se llevaran a cabo, costara lo que costara. Aunque en verdad ese último pensamiento no le agrado para nada, a pesar de haber sido un pensamiento propio.

Olvidándose momentaneamente, le volvió a sonreír a Leandro.- Terminemos de comer entonces y partamos.

Leandro ya casi acostumbrado al apetito de su compañera, dejo que comiece lo que quisiese de alli, mientras el tranquilamente comia lo suyo y pensaba en que prendas podia ponerse para pasar inadvertidos, ademas aun en la mente de Leandro pasaban las caras de ambos tipos, el chico llamado Allen, y el otro llamado Rodrigo, los cuales nunca habia visto, aunque del primero creyo haber escuchado algo, y mas aun era bastante rara el tatuaje aparente que tenia en su cara. Despues de haber acabado con el festin, y de pensar en aquellos tipos mientras comia, Leandro no aguanto mas la curiosidad y decidio preguntarle a Alice, sobre ellos.

- Alice ... ¿conoces en verdad a esos tipos, esos que nos encontramos hace un rato? ... por que al parecer conoces a uno de ellos.

La comida había estado bien y ahora Alice se sentía perfectamente para poder realizar la misión sin mayores problemas. Mientras se iban del lugar Leandro lepregunto algo a Alice, quien se quedo sorprendida antes aquello.

- Pues claro, son exorcistas igual que nososotros leandro.- le respondió ella.- El chico de cabellos blancos se llama Allen y el otro chico pues... también debe ser exorcista, aunque no lo conosco muy bien, ha de ser nuevo.- se quedo algo pensativa luego de decir eso.

- Es extraño que esten por aquí, la mision nos la dieron a nosotros.- Alice comenzó a pensar lo que podía haber ocurrido, hasta que por fin pudo deducir algo coherente con la aparición de esos dos exorcistas aquí en Paris.- Bueno luego lo sabremos...-

- Entonces ¿A donde iremos a buscar esa ropa Leandro?- Se detuvo Alice por un momento, en París, aparte de las tiendas de dulces y chocolates, también había tiendas de ropa. Esta última era ropa muy linda para cualquier chica que le gustara ese tipo, además de que parís siempre era lo mejor en modas.

Finalmente las chicas terminaron de hablar y antes de que Rodrigo pudiera darse cuenta ya había sido atrapado en un círculo formado por las chicas que lo rodeaba totalmente, la única que no pertenecía a dicho círculo y se había sentado en otro sillón de la sala era Sofía.

- Hemos platicado entre nosotras y llegamos a un común acuerdo...-

Exclamó una mientras las demás se comían con la mirada al invitado, aquello ciertamente debía de resultarle algo incómodo.

-Eres muy atractivo asi que...-

Prosiguió otra de las chicas, todas ellas veían al exorcista con morbo pero ninguna decía realmente lo que pensaba excepto una, la más famosa por su falta de escrúpulos y verguenza.

- Ya ya! Te lo dejaré claro, eres muy guapo asi que te queremos dar una "cálida" bienvenida.-

Y sin más las chicas pasaron a irse aproximando lenta pero continuamente al joven aminorando la distancia entre ellas y él...



Al mismo tiempo se desarrollaba una conversación con un aire completamente distinto. Madame pasó a inclinarse hacia el frente para recargarse en ambos codos sobre el escritorio. Su mirar continuaba con ese aire distinto al que el albino conocía y su tono de voz ciertamente había perdido momentaneamente su alegórica tonalidad..

- Antes de hablar necesito confirmar que has traído lo que tu maestro te confió.-

"Tu maestro"... aquello era totalmente inusual, ya que esa mujer podía referirse a Cross de muchas maneras, pero ninguna lejanamente formal o seria. Clara, su asistente, pasó a caminar lentamente hasta terminar a un costado del exorcista esperando la entrega del cofre. Ciertamente Clara siempre había sido una chica ligeramente tímida y seria (contrario a su mentora) pero incluso ella parecía más solemne que de costumbre.

- Veo que has crecido mucho Allen... ojalá estés preparado para lo que se avecina, eres un joven que promete mucho. Pero lo que está por suceder en Paris puede ir más allá de lo que hayas visto antes.-

Aquellas palabras tenían como único objetivo ir introduciéndole de manera lenta el asunto. Todo parecía inusual pues aquella mujer solía tratar al albino como su maestro. Podía llamarlo por su nombre, pero jamás le decía cosas agradables o para darle apoyo, mucho menos le diría que prometía mucho. Ciertamente Allen debía de recordar el infierno que era tener que soportar a Cross y a su "cómplice" haciendo y deshaciéndolo todo en Barcelona... quien terminaba pagando las cosas rotas era, por supuesto, Allen Walker.

Rodrigo se había quedado clavado en el sitio, sin saber que decir ni que hacer. Pero en su mente estaban saltando muchas alarmas. No es que las mujeres fueran precisamente de mal ver (el español era un chico sano, y esa situación pondría nervioso hasta a un santo), pero, ante todo, era un caballero. Y también, para ciertas cosas, tímido como el solo.

"Vale"-pensó.-"¿En que fregado me he metido ahora?"

- Pues podemos ir a dar una vuelta por los las calles despues de esto, para darnos una idea de como podemos vestirnos, ya que si te das cuenta tambien hay que estar pendientes de a que hora vamos a estar alli, por que no toda la gente se queda hasta tan tarde en las calles de por aca, asi que lo mas probable es que usemos ropa de indigentes o pobres, o quizas algo asi como unas togas que nos cubran por completo para asi no ser vistos por el enemigo.

Leandro haciendo una pausa en su discurso, saco algo de dinero de uno de sus bolsillos, y lo dejo en la mesa, la cantidad era un poco mas de la cantidad que habian comido, y luego, hablandole denuevo a Alice.

- Bueno, ¿entonces nos podemos ir ahora?...

(Off: Debido a la lentitud de los demás y a que han salido contratiempos en Las Vegas, me veré en la penosa necesidad de prolongar más de lo que quisiera esta parte asi que...)

Cuales fieras, las chicas se lanzaron sobre el exorcista una vez sintieron la distancia era prudente. Aquellas depredadoras no titubearon un solo momento al intentar abrazar y atrapar al exorcista para sus fines perversos. Dentro de pocos segundos, la sala pasó a convertirse en un auténtico campo de batalla donde el premio para la victoriosa era aquel inocente y pobre exorcista que tenía que enfrentarse a la única cosa más temible y peligrosa que un Noah... una mujer.




El cofre fue tomado por la asistente de la matriarca para llevarlo a la misma con cierto recelo. Dándole toda la importancia al cofre pasó a abrir el mismo para observar su interior, más era tal el cuidado con el que lo hizo que fue imposible para el peliblanco avistar siquiera una pizca de lo que había en su interior. Cerrando el mismo de manera ceremoniosa pasó a abrir un cajón en su escritorio y a ocultar dentro del mismo aquel misterioso cofre.

-Aún no es tiempo de que veas lo que hay en su interior.-

Exclamó con tono severo aquella mujer imponiendo su voluntad ante el posible deseo del exorcista. Tras aquellas palabras sus manos pasaron a entrelazarse y sus ojos fueron cerrados adoptando esta vez un aire vagamente literario. Clara miró a su mentora con profunda atención y fue así como inició el relato de lo que había sucedido con el General Marian Cross...

- Cierta noche me encontraba en mi amada Barcelona atendiendo el negocio, ya sabes como es esto Allen, pasadas las 9 pm comienzan a moverse las gentes ansiosas por probar las delicias y placeres nocturnos. La llamada, para mi sorpresa debo añadir, fue de tu maestro. Su voz sonaba vagamente preocupada, aunque intentó disimularlo le fue imposible ocultar su preocupación a esta astuta vieja. Si algo he aprendido en todos mis años es a conocer a las personas con las que trato y ver más allá, asi que su teatrillo de quinta lejos de engañarme me pareció vanal, ridículo e inútil, cosa que le hice saber en el acto. Aquello pareció tranquilizarlo ya que pasó a comentarme que la Orden había sido atacada y que sospechaba que más ataques podrían manifestarse por parte del conde. Me relató todo sobre la familia de Noé y demás y me dijo que ellos eran la principal amenaza, amenaza que debía de eliminarse cuanto antes. Más solo existía una forma... solo había un arma tan poderosa como para poder erradicar a todas las fuerzas del mismísimo Conde del Milenio... El corazón.-

Ante la mención de aquella legendaria pieza de inocencia el rostro de Madame Julieta se agravó notablemente. Su mirada pasó a ser velada por una sombra vaga de reflexión y pesadumbrez mientras finalmente comenzaba la historia sobre aquella desapareción del general más controversial de todos.

- Claro partamos.- exclamo la chica sonriente. Se quedo pensando un momento que clase ropa podían buscar o simplemente algo para ocultar sus ropajes de exorcistas.

Ya en la calle, el movimiento y ruido de la gente, le saco de sus pensamientos. Observo el lugar como si nunca antes lo hubiese visto, al parecer una idea paso por su cabeza, mas bien había visto algo. A unos centímetros de ellos pasaban un par de personas con una larga capa con capucha, al parecer eran viajeros por lo sucia y desgastadas de estas.

- Asi nos vestiremos.- lo dijo tal como si fuera una niña que descubría algo nuevo y los apunto con su dedo, que luego quito por si se daban cuenta que estaban siwendo indicados. La capa, o manta, no era nada del otro mundo en cuanto al diseño. Pero cumplían su cometido al ser largas, ya que esas personas la llevaban casi arrastrando por el suelo, cubriendo así sus ropajes.

- ¿Te parecen que sea algo como eso? - Se voltio hacia Leandro.- Yo creo que son lo suficientemente buenas para taparnos. Su color no llama la atención tampoco.- El color de aquellas mantas era parecido a los de los buscadores pero mas oscuro.- Ademas... ¡Pienso que ni siquiera Allen nos podría reconocer con eso!



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[Off: siento la demora, estaba con examanes T^T]

Aceptando la propuesta de Alice, el y Leandron partieron hacia una tienda de ropa, la cual vendia ropa para los pobres y gente de no muchos recursos, en la cual Leandro decidio ir al frente y decir, al vendedor que alli recidia.

- Señor, buenas tardes, necesitamos comprar dos tenidas como esta...- le meustra una tenida como la que Alice anteriormente habia dicho a Leandro y en esa tienda habia pero no igual, sino que con algunas modificaciones, y mas limpia obviamente-

- Si, porsupuesto, pero ustedes no son gente pobre como para usar esa ropa, ¿no seria mejor usar algo asi?-les muestra una tenida mas clasica y acorde a la epoca, para el hombre un traje compuesto por una camisa blanca, con una chaqueta de color cafe sin mangas(no recuerdo el nombre de esa tenida pero se entiende), con unos pantalones de color verde, que llegan hasta los tobillos sin muchos detalles, era como lo basico que se podia usar-

- Lo siento caballero solo necesitamos algo como lo que le dije asi que si me lo permite tome...-le pasa una moneda de oro, y toma la ropa para ambos, para luego dirigirse a Alice y decirle-

- Entonces compañera, ¿ahora si estamos listos para irnos?

(Off: Hasta que Cross acabe con su parte, no voy a escribir en este tema. Así que no me esperéis salvo que aparezcan los Noe a mitad de charla. Sencillamente, considerando donde me han dejado a Rodrigo, no hay narices de escribir nada.)

[Off: no te estaba esperando, Akio n.nU, sólo esperaba que en los otros temas referentes a la Saga, avanzasen un poco. Por cierto, a los involucrados en los aposentos de Madame Julieta, les digo que ahora desarrollemos las cosas en el tema de "Caos...Cross Roads" que hay en Europa, lo creo más conveniente, puesto que ahora esta es sólo la misión de Lilium y Leandro ^^U. Yo ya he respondido allí~]

Luego de que Leandro hablara con el dependiente de la tienda y comprara aquella ropa para ocultar su ropajes. El exorcista se dirigió hacia ella, Alice tomo la ropa que traía Leandro y se la puso, le quedaba algo larga ya que de por sí, la estaba arrastrando por el suelo.

- Claro partamos, cuanto antes mejor.- Espero que Leandro se pusiera su ropaje para partir. Ya listos salieron, el sol ya se ocultaba lentamente tras las colinas, la señal de que la noche estaba por llegar. Las primeras estrellas también empezaban a aparecer en el cielo, que antes naranja, comenzaba a oscureserse cada vez más.

Las luces de las tiendas no tardaron en encederse, demostrando que hasta en la noche tenían que trabajar para ganar algo de dinero para ellos y sus familias. Alice miro en ambas direcciones, todavía quedaba un poco de gente paseando por el lugar, los bares era lo que mas animo comenzaba a tener a estas horas.

- Leandro, si alguien nos pregunta quienes somos ¿Que le diremos?- le pregunto Alice mientras iban caminando en la calle.

Ya a esas horas, la cosa se empezo a colocar algo mas interesante, con la bohemia del lugar, y viendo uno que otro espectaculo proveniente de las peleas callejeras, o sino de alguna chica, que ofrecia sus servicios para algun burdel, hacian notar, que ese lugar al parecer, era un barrio pobre en cierto sentido, ya que ni la policia rodaba por esos lares.

Leandro, decidio hacer lo mismo que su compañera, ya que ella ya se habia puesto el traje a penas se lo paso, y luego de escuchar " Claro partamos, cuanto antes mejor " , se puso el traje, el cual le quedaba a la perfeccion por su altura, y tapandose la cara con la capucha, trataron ambos de pasar inadvertidos entre la gente del lugar. Mientras ambos exorcistas caminaban hacia una de las tiendas de chocolates del tipo que buscabamos, y la cual tenia la reputacion de ser una de las mas concurridas de la ciudad, Alice pregunto " Leandro, si alguien nos pregunta quienes somos ¿Que le diremos? ". Para Leandro fue facil responder, ya que no era necesario mostrar la cara a la gente para decirle quien somos.

- Solo tenemos que decirles que somos viajeros que venimos desde España o de Alemania, a ver que prefieres, o incluso podemos decir de donde venimos en realidad, ya que en resumidas cuentas, si no te haz dado cuenta, la policia aun no se ha hecho aparecer por este lugar incluso desde que llegamos... -dijo esto susurrandole a Alice-.

Mientras la oscuridad se acrecentaba, el momento en el cual lo exorcistas sabrian la verdad, pronto llegaria, y la sorpresa de esto, a ambos chicos dejara con mas preguntas aun...

Leandro y Alice siguieron en una muralla, la cual daba a un edificio de abarrotes que estaba cerrada, el decidio prender fuego para mantener la calor, ya que empezo levemente a notarse el frio del lugar, y trato de hablar de cualquier cosa con Alice...

- Alice... ¿que es lo que mas te gusta hacer? -dijo esto para entrar en confianza, y para no ser vistos como una amenaza ante la gente que los rodeaba-

- Solo tenemos que
decirles que somos viajeros que venimos desde España o de Alemania, a
ver que prefieres, o incluso podemos decir de donde venimos en
realidad, ya que en resumidas cuentas, si no te haz dado cuenta, la
policia aun no se ha hecho aparecer por este lugar incluso desde que
llegamos... -dijo esto susurrandole a Alice-.


- Pues, tienes razón.- le sonrió ella animadamente, mientras seguían caminando por las calles de la ciudad. La noche ya era inminente y el frio se hacia notar, lo bueno queb aja esas capas estaban algo abrigados. Leandro no tardo en prender una fogata.

- Alice... ¿que es lo que mas te gusta hacer?

- ¿eh?- Alice estaba algo despistada cuando llego esa pregunta de parte de su compañero.- Lo que me gusta hacer... - repitió ella, mirando hacia el cielo nocturno, el cual brillaba gracias a las estrellas. Dejo de caminar un momento solo para verlas, de alguna forma le traían nostalgia, mas bien, era un sentimiento dificil de expresar.

Se volvió hacia Leandro solo para dar un suspiro y poner una expresión de aburrida.- Pues no me gusta hacer nada en especial.- contesto ella al final.- Pero... si hay algo que me desagrada... y eso es seguir ordenes que no me agraden.- exclamo seria para luego volver a sonreírle rapidamente.- Pero si he de decir que me guste algo sería leer. Aunque últimamente, con el trabajo que hacemos, eso puedo hacerlo rara vez.- dijo esto en vez de decir "casi nunca".

- ¿Y que hay de ti? ¿Hay algo que te guste... o que te desagrade?- le pregunto ella.

Noto algo de duda en su respuesta Leandro, pero al final se noto que su respuesta tenia algo de verdad y conviccion. Por otra parte Leandro escucho la pregunta de su compañera, y le respondio, pero antes tomandole la mano, y llevandola hacia una esquina, mientras le decia sus gustos y disgustos.

Me gusta el peligro en general, todo lo que produsca que mi vida peligre me gusta, y por eso en cierto modo, estoy trabajando en la orden, pero no es solo por eso que estoy, lo que no me gusta, tal y como a ti, no me gusta ser mandado, ya que literalmente siemrpe tuve que vivir bajo la sombra de mi padrastro... bueno despues seguiremos con la platica, ahora si te das cuenta y el por que te tome y acerque hasta aca, es porque un tipo entro a la tienda de chocolates, seguido de otra gente mas, pero ellos se quedaron fuera... -dijo Leandro susurrando-

Ambos Exorcistas se quedaron expectantes a ver que pasaba alli, y viendo desde una esquina el cual los refugiaba de la vista de cualquiera que tratase de verlos desde alli, usando unas cajas, los cuales ayudaron a que ambos chicos se escondiesen.

- Deben estar vigilando.- exclamo Alice con un cierto toque de emoción en su rostro, hasta imaginaba que esto era un juego detectives. Pero pronto olvido ese pensamiento de su cabeza, después de todo estaban en una misión importante.

- Entiendo.- asintió ella a lo que decía su compañero. Observo a los tipos, sin que la notaran. Eran tipos grandes, vestidos elegantemente, con una gran capa como la que tenían ellos puestos ahora, pero aquella era un poco mas clara.

Escondidos detrás de aquellas cajas estaban bien ocultos, Alice se volvió hacia Leandro.- tratemos de no armar tanto escándalo, debe haber alguna otra entrada en la parte posterior de este almacen o tal vez una ventana o algo.- sugirió ella, aunque en verdad podía enfrentar aquellas personas. Pero no sabían si eran akumas o tal vez humanos, no podían arriesgarse a lastimar si no sabían su naturaleza.

El secreto que rodeaba todo el misterio de los chocolates tal vez se hallaba detrás de esas paredes y debían entrar a como de lugar. Alice busco un lugar donde entrar, al final, casi llegando a la parte posterior había una ventana. A trávez de ella no se podía ver nada, estaba oscuro. Eso indicaba que tal vez, aquella habitación no se utilizaba.

La exorcista se volteo hacia Leandro esperando su aprobación, el siguiente paso que darían sería peligroso. Asi que debían estar atentos a cualquier cosa. Eso incluía a los akumas, si es que había alguno adentro.

- Si, lo vi- le confirmo a su compañero. Aquella figura había avanzado hacia otra habitación. Aparentaba la figura de un humano; extremidades largas para la de un humano ordinario. Además este se hallaba encorvado hacia adelante. Sus manos pudo verlas bien como eran: largas y delgadas, entre ellas llevaba lo que era una caja.

Mientras Leandro murmuraba, al parecer había activado su inocencia. Se escucharon voces en aquella habitación hablaba con alguien, la voz se oía rasposa y la otra arrastraba las palabras. No se podía entender muy bien de que hablaban, estos lo hacian con rápides y ademas susurraban por lo bajo para no ser oídos por la gente de afuera a atravez de aquellas delgadas paredes.

- Andando.- le susurro Alice con una expresión decidida, debían afrontar aquello ahora mismo sin titubear. Caminaron solo unos cinco pasos hacia aquel lugar con mucho sigilo, entre mas se acercaban las voces eran mas audibles.

- ¿Que hay de los chocolates?- hablo el de la voz rasposa.

- Van bien, nadie sospecha.- comento el otro, al parecer estaba moviendo unas cosas ya que se oía algun que otro ruido parecido.- el secreto esta...

- Mas vale tener cuidado, me informaron que hay exorcistas aquí.- le interrumpio el otro, ahora parecía algo enojado por el tono de su voz.

- "Saben que estamos aquí".- penso Alice sorprendida, cuando dio su quinto paso, su pie se enredo con aquella capa que traía puesta encima. Aquella capa era muy larga para la exorcista, asi que callo al suelo, provocando un sonido que llamo la atención de los que estaban conversando.- ... oh...oh...

Despues de las indicaciones de Leandro, Alice parecio entender, y avanzo lentamente con el, aunque ambos no esperaban que ella se tropezase con la ropa esa que habian usado para no ser advertidos, y produciendose este estrepitoso ruido, alerto inmediatamente a los residentes de que alguien mas estaba alli, probablemente que los estuviese espiando.

- ... oh...oh... quien anda por alli?

- Mierda nos han descubierto...-susurro Leandro-

A partir de este momento, ambos exorcistas estaban enfrentandose a lo desconocido, fue alli que pensando rapidamente, Leandro lanzo uno de sus cuchillos apuntando certeramente a el maletin o cofre que portaba uno de ellos asestandole de lleno y rompiendose por la mitad, dejando caer su contenido, el cual aun asi era un misterio para los exorcistas. Mientras el cuchillo hacia su recorrido, Leandro ayudaba a pararse a Alice y espero a ver la reaccion de los sujetos desconocidos.

- Gracias Leandro.- le dijo mientras le ayudaba a pararse. Luego dirigió su mirada hacia lo que había caído del maletín. Parecía unas bolsas con cierto polvo verde dentro de ellos, y eran varias de un pequeño tamaño, como cinco de aquellas bolsas cabrían en una mano.

- ¿Que es...?

- Mocoso...- exclamo uno de ellos hacia Leandro, interrumpiendo la pregunta de Alice, mientras el otro tipo recogía aquellas bolsas que se habían caído con rápidez.- No deberían estar aquí...- hablo el mafioso.- No es un lugar para que salgan a jugar, especialmente las niñas pequeñas.- Eso hizo que una vena roja resaltara en la cabeza de Alice.

- ¡¡Oyeme!! ¡Tú...!-

- Es suficiente... no levantes la voz niña.- exclamo el otro hombre, que se veía mucho mas rudo que el primero, golpeo la pared fuertemente con su puño, haciendo resonar las mismas y que temblaran bajo el impacto. Luego miro a los chicos seriamente enojado. Alice seguía con una venita sobre su cabeza sin haberse inmutado por aquella muestra de poder.

Perio antes siquiera de decirles algo, se escuchadron pasos apresurados en el interior, alguien estaba huyendo. El hombre enseguida se dio cuenta de aquello, sus negociantes se estaban llendo.- ¡Cobardes...!- grito él, y olvidándo de Alice y Leandro, entro a la habitación solo para ver como el techo se caía a pedazos.

Los únicos capaces de hacer eso eran los akumas, y no era conjetura sin justificación ¿Quien haría un circulo pefecto en el techo a modo de salida? Demás esta decir que el techo era bien alto para que una persona normal llegara hasta él.