Mision en Paris...

Alice le sonrio dulcemente a su compañero de mision, luego contesto simplemente.

- Pues solo debes buscarlos, a tus padres biologicos, y los encontraras.- exclamo ella positivamente ella.- Creo que tus razones son mucho mejores que las mías en todo caso.- comento luego.- Al menos me alegro que tengas una familia a la cual buscar.- le dijo felizmente ella y luego tomo algo de su jugo. Mientras la gente seguía en su mundo, por ahora no parecía haber mucho altercado alrededor de ellos. Pero aun así no debían bajar la guardia, aunque se respirara tranquildad, debían estar atentos ya que la mision aun no había terminado.

- Es verdad hay algo que no te he preguntado. ¿De donde vienes?- indago curiosa como siempre Alice, algo normal en ella desde siempre.

Leandro veia como Alice hablaba positivamente de su situacion y de como lo decia casi como anelase el tener una familia, pero solo fue lo que sintio el, pero no quiso dejarse llevar por ese presentimiento, y prefirio contestar la pregunta de Alice.

- Mmm... creo que Komui no te dijo mucho sobre mi, o lo otro seria que te olvidastes de ese detalle. Bueno pero en cualquiera de los dos casos, te lo dire igual, soy proveniente de Portugal, ¿no se si mi apellido lo afirma con mas seguridad?.

- A ver... y usted, por su apellido, ¿parece ser que es de sangre inglesa, o me equivoco?

La chica asiente ante lo dicho por su apellido, portugal debía ser un lugar muy bonito para vivir. Luego Leandro le pregunta lo mismo a ella por lo que Alice niega con la cabeza al escuchar lo que dice Leandro.- Tal vez...- comento ella con una sonrisa como si se tratara de un juego.- Me críe en Luxemburgo, asi que seguramente mi madre era inglesa.- decía algo duditativa al respecto.

Luego reparo en algo que habIa dicho el exorcista.- oye Leandro, no me trates de "usted"...No creo que sea mucho mayor que tu.- le comento ella.- Y aunque fuera mayor no creo que me gustaria que me llamasen así ¡Debes ser mas relajado!- exclamo con un puño alzado y luego le sonrió para que se sintiera en confianza.

Alice ya había terminado todo lo que había pedido para comer, lo bueno de todo es que la orden era la que corría con todos los gastos, ya sea alojamiento, viajes y sobre todo comida.

Con un goteron en la cabeza, corriendole, luego de que Alice lo regañara por decirle "usted", lo cual solo miro con una sonrisa algo forzada, y luego dijo.

- Si perdona, pero y estoy acostumbrado a ser asi, ademas eres mi superior, por eso es el trato, pero si no quieres que te siga tratando de usted, cosa que no hago por que seas mayor, ya que por lo que se de ti, tienes 5 años menos en edad, por eso ... como te digo es mera cortesia lo de decirte usted.

Luego, y refiriendose al tema de la mision, Leandro le dice a Alice.

- Entonces Alice, ahora donde vamos, ya que aun hay que terminar la mision, y descubrir la concordancia de los chocolates esos y la existencia de akumas.

- "¿superior?"- penso Alice para sí misma por lo que solo rió internamente ante su comentario, era extraño que le llamaran así.

- ¡Es verdad!- se levanto ella golpeando la mesa al escuchar a Leandro hablar sobre que hacer con la mision.- humm... bueno...- comenzo a pensar un plan ¿Qué podían hacer ahora en adelante? Mas nada pasaba por su mente en ese momento, ademas de buscar pistas sobre el autor de esos chocolates.

- No se me ocurre nada interesante.- suspiro Alice.- Que tal si damos una vuelta por la ciudad, y miramos las tiendas donde venden chocolates tal vez encontremos algo que nos llame la atención y tenga relacion con lo que esta pasando.- comento ella.

- ¿Te parece? O ¿Tienes una sugerencia mejor?- Mientras ya se disponían a marchar del lugar para seguir con la mision, como siempre alguna y que otra persona se le quedaba mirando por los extraños vestuarios que llevaban. Por un momento Alice, quien no le daba mucha importancia a eso último, penso que había algo que estaba olvidando. Sin embargo, y como siempre, no le puso demasiada relevancia en ese instante, ya que la mision debía ser terminada sin fracasos.

Pensando un poco en lo que anteriormente nos habia dicho el viejo, el cual posiblemente era uno de los akumas que nos habia atacado, pero no dejaba de ser intrigante que aun nos faltaba uno de los lugares que nos habia dicho que fuesemos a ver, asi que Leandro opto por decirle a Alice los siguiente.

- Alice... esta bien pero pasemos primero por el otro local de chocolates que nos habia dicho el viejo ese, que estaba al medio de la ciudad, ya que nos falto ver ese lugar y depues buscamos por la ciudad mas locales como ese.

Luego de esto, y agradeciendo que la orden pagaba todos esos gastos(XDD ), Leandro y Alice se van del local mientras conversan.

- Es verdad lo había olvidado.- sonrió apenada ya que ese era un detalle muy importante.- Bueno vallamos a ese lugar primero, no creo que sea muy dificil encontrarlo. De seguro debe estar lleno de personas tratando de comprar algo.

Caminaron un largo trayecto hasta llegar al lugar en cuestión, si en las otras partes estaba medio vacía. Al medio de la ciudad todo estaba mas lleno. La gente caminaba de aquí para allá sin detenerse, al parecer allí se encontraban las tiendas mas importantes por esa razón la cantidad de gente en el lugar.

- Sera mejor no separarnos mucho Leandro.- exclamo Alice, con tal cantidad de gente podrían perderse, aunque no seria mucho problema encontrarse o al menos eso pensaba ella.- Bien entonces en que parte estara aquella tienda de chocolates.

Había diferentes tiendas por lo que había mucho que vender. Ropa, utensilios para la casa, muebles, etc. Cada una de esas cosas se mostrada por separada, detras de unos vidrios para que no se estropearan. La gente entraba sin nada a una tienda y salía con una y que otra bolsa en sus manos. Entre todas esas tiendas había una con un gran letrero que mencionaba la palabra chocolates y estaba llena de gente. Alice con una gran gota en la cabeza miro el local que era demasiado obvio a la vista con el inmenso cartel que sobresalía.

Escuchando a lo que su compañera decia, Leandro contesto a la frase "Sera mejor no separarnos mucho Leandro" .

Entonces... ¿que sugieres para que no nos perdamos?

Luego, al llegar mas y mas al centro de la ciudad, y de ver la gente que cada vez se amontonaba en dicho lugar, Leandro y Alice notaron el impresionante letrero, con el cual se daba aviso de el puesto de chocolates, el cual tambien hizo que Leandro reaccionara de la misma manera que Alice, para finalmente, notar que habian 3 personas atendiendo en dicho puesto, al notar esto, Leandro le dijo a Alice.

- Bueno,... y ¿que hacemos ahora Alice?... ya que la ultima vez que entre a escena, creo que fui "un poco rudo".

- Pues miremos.- contesto simplemente la exorcista esperando que su compañero le siguiera. La gente salía con algunos chocolates de la tienda, mientras otros entraban a ella. La tienda lentamente se iba vaciando o eso parecía, pero siempre entraba un cliente nuevo.

- Entremos ahora que esta mas o menos vacía.- propuso y muy pronto estaban dentro. Apenas cruzar el umbral se podía oler la, leche, la cocoa, el olor dulzon característico del chocolate fue lo primero que sintieron los exorcistas. El lugar estaba decordado de modo que los colores rojos resaltaban y combinaban con el cafe de los chocolates, se podían ver bordados, telas venir de aquí hacia alla delicadamente decorando las paredes. Había un estante de vidrio y en ella muestras de chocolates, unos amargos, otros dulces, otros con mani y/o pasas, etc. Pudieron notar que, aparte de la forma de los chocolates tradicionales, en una estanría se encontraba una gran chocolate en forma de oso, con otros mas pequeños.

- Valla...- fue lo único que salió de la voz de Alice en ese momento.

- Nuevos clientes...- un hombre con un delantal rojo oscuro los fue a recibir.- De seguro son nuevos por aquí ¿Ya han probado nuestros chocolates? Hay muestras gratis en aquel aparador.- les dijo amablemente el hombre mientras indicada a unos pasos suyo donde estaban dichos chocolates.

- Estamos bien.. gracias.- comento alice rapidamente antes de que fuera tentada por esos chocolates, tal vez había sido mala idea entrar.- ¿Queriamos saber si alguno de por aquí, sabe el paradero del creador de estos chocolates? - el hombre quedo mudo ante la pregunta de la jovencita al igual que los demas empleados del lugar.

- Pues sabra... que casi nadie sabe su paradero...- exclamo el tipo.- Pero en vez de eso por que no compran algo de chocolate de seguro hay alguien especial a quien quiera darlselo.- cambio de tema bruscamente, mientras se frotaba las manos.- Tal vez usted joven quiera comprar alguno... para alguien.- exclamo el vendedor mirando a Leandro.

Al escuchar, "Pues miremos", Leandro asintio con la cabeza, pero antes fijandose ambos en como la tienda se vaciaba, y la gente salia con sus chocolates, y otros seguian entrando, pero en menor cantidad como antes. Despues de un rato Alice le dice "Entremos ahora que esta mas o menos vacía", y sin decir nada siguio a su compañera al lugar, en el cual aun habia gente, pero lo que mas asombraba era la cantidad diferente de formas y tipos de chocolates que alli habia. Luego y percatandose de que el vendedor del lugar, trataba de vendernos algunos chocolates, pero por desgracia, a Leandro no le agradaban mucho esos dulces. Pero por el contrario, a Alice parecian encantarles, pero mostraba algo de seriedad al no querer comerlo.

Luego al escuchar al vendedor como insistia con el asunto de los chocolates, Leandro se limito a decir.

- No gracias, señor. Alice parece que tendremos que ir a otro lugar, ya que aqui es igual que en los otros locales.

Justo en el momento en que Leandro dijo esto ultimo, el vendedor, interrumpio, diciendo.

- Señor, si le digo algo sobre el dueño de estos chocolates, ¿me comprara unos chocolates?

Ante la pregunta del vendedor, que al parecer estaba decidido a venderle los chocolates a los exorcistas, Leandro se acerco a Alice, y le susurro.

- Alice, ¿que dices tu?, lo hacemos, o ¿vamos a otro lugar?

Rodrigo había pasado unas horas simplemente mirando al paisaje, una vez que su arrebato emocional pasó. Y poco a poco el tren había pasado la frontera de España, para dirigirse a Francia. Pronto pasó la noche, y el propio Rodrigo se durmió. Cuando se despertó, para su sorpresa, Allen seguía sopa.

Allen estuvo totalmente grogui durante ese rato. no parecía tener un sueño muy tranquilo, pero por lo menos estaba descansando. Tardó mucho rato en desperetarse, pero cuando lo hizo, bostezó y miró alrededor, para situarse.

-¿Are?¿Ya estamos en Francia?

-Si, eso parece. ¿Has descansado bien?

Rodrigo se quedó congelado unos instantes por esa petición, pero pronto se recuperó.

Bueno... Tarde o temprano tendría que contarlo. Asi que mejor quitárselo de encima cuanto antes.

-Es una historia un poco... complicada. Para aclarar las cosas, conviene decir que provengo de una familia bastante rica.- "Y tan rica", pensó Rodrigo, un poco rencoroso, "El avaro de mi padre cuenta millones como otros cuentan calderilla"-. Y que, unas semanas antes de lo que voy a contar, mi abuela por parte de madre murió.

Tomó aire mientras empezaba con el meollo del asunto.

-Un buen día, estaba echándole un vistazo al porrón de joyas que mi abuela me había dejado. Eran anillos, collares, brazaletes, pulseras...- El hombre se encogió de hombros.- Un poco de todo, vamos. Estaba en el salón privado, mirando todo eso, cuando entró mi madre. Desde el funeral había estad muy rara. Yo sencillamente lo había atribuido a la muerte de la abuela y la había dejado un poco a su aire para que se recuperara. Pero no fue eso.

Una sonrisa torcida le cruzó la cara, mostrando su amargura.

-Yo la saludé mientras que seguía a lo mio. Pero de pronto se me pusieron los pelos de punta. La mirada que me estaba lanzando, sencillamente, no parecía humana. Y dijo algo de hambre... y se transformó.

El español dejó pasar unos segundos mientras se le ponían los pelos de la espalda de punta por el recuerdo.

-Como sabes lo que son los akuma te ahorraré la descripción. Pero imagínate la sorpresa que me llevé. O, mejor dicho, el susto. El bicho ese disparó algo que destrozó la pared, pero me quité de en medio a tiempo. Cogí una escopeta que había colgada en la pared y le disparé, pero no le hizo ni cosquillas. Estaba seguro de que iba a matarme, pero en ese momento entró mi padre por la puerta, vocifeando algo acerca de que era todo ese escándalo. Pero los Akumas tienen algo que hace que la gente se calle.-Su cara no mostraba ni el mas mínimo atisbo de humor.

-Pareció dudar unos segundos entre si iba a por mi padre o a por mi. Y en ese momento, se produjo un brillo entre las joyas que yo había estado mirando. Y dos de ellas- Levantó los brazos para que se vieran sus muñecas y las pulseras que llevaba en ellas.- se me encajaron aquí. Y se transformaron e los guantes que te enseñé antes. Lo siguente lo recuerdo de una forma bastante borrosa, pero me acuerdo de que el akuma quedó hecho pedazos. Y si te soy sincero, tampoco recuerdo bien como fueron los días siguientes.- Aunque había un poco de rencor en sus ojos.

-Mi padre se encargó de falsear la causa de la muerte de mi madre. Yo, en cambio, estaba obsesionado con lo que había pasado. Y quise marcharme a averiguar en que diantres me había metido. Mi padre estuvo mas que contento de librarse de mi. Todo lo ocurrido le resultaba muy incómodo y, cosa que no había ocurrido nunca, me abrió libre acceso a sus cuentas para que cogiese todo el dinero que necesitaba. Es decir, que me quería todo lo lejos posible. Luego estuve vagando varios años, destruyendo los akumas con los que me encontraba y buscando respuestas. Hasta que un día, cuando regresé a España por primer vez en años, me encontré con un chico de pelo blanco que hizo desaparecer una capa que se movía sola. Le seguí hasta el trén... y el resto es historia.

Fiuu. Era la primera vez que contaba todo eso. Miró a Allen para ver cuales eran sus reacciones. Aunque... tenía muchas cosas que preguntarle, como por ejemplo que era esa cosa dorada que volaba. Pero tenía tiempo. Por lo menos por ahora. El porque de esa misión a Francia era lo que mas le intrigaba.

Rodrigo ya había recogido su bolsa de viaje. Realmente no era demasiado grande, porque tenía poca ropa. Lo que mas llevaba era dinero y algunos libros y documentos.

-Yo ya estoy listo.

Los dos bajaron del tren, cada uno con sus pertenencias.

-Tu guías. Aquí tu eres el que sabe adonde vamos. Por cierto, y esto no es por molestar, pero ¿que misión tienes que cumplir aquí en Francia?- Rodrigo levantó las manos, sonriendo.- No tienes que contarme todo si tienes que mantener algo en secreto o lo que sea, me vale con hacerme una idea de donde nos vamos a meter.

-¿Dia...? Tampoco es que me suela preocupar mucho, pero hoy era Miércoles, creo.

Miró a su alrededor, y vio lo movida que estaba la ciudad. Había mucha gente andando por las calles, pero eso era algo que podía esperarse en una gran ciudad como esa. Levantó la vista al cielo. Un día perfecto, sin duda alguna.

-Bueno... creo que lo primero es encontrarnos un lugar donde alojarnos, ¿no crees? A no ser que tengas alguna cosa que hacer antes...

Los dos exorcistas (por lo menos Rodrigo estaba empezando en esos momentos a considerarse como tal) pasaron un rato buscando un lugar donde alojarse. Al final, tuvieron suerte.

En una calle tranquila encontraron un amplio hostal. Era una casa bastante grande, con dos pisos. El sitio era bonito, y también era agradable ver como había flores y macetas en las ventanas.

Rodrigo entró para preguntar, con un francés un poco malo, pero entendible.

-Disculpe señora.- Se dirigió a la dependienta.- ¿Tiene usted habitaciones libres para dos personas?

La mujer le sonrió, antes de responderle con un frances mucho mas fluido.

-¡Por supuesto que tenemos habitaciones! ¡De hecho estamos ahora mismo sin ningún cliente!- La dependienta repasó con la vista a los dos viajeros. La presencia de Rodrigo no pareció disgustarla, pero una sonrisa cruzó sus labios cuando miró a Allen.

-Vaya, vaya, ¿quien es este chico tan mono?

Rodrigo no sabía si Allen hablaba francés, pero parecía que si que había pillado la idea general, y casi podía sentir su sonrojo por la espalda.

-Es mi compañero de viaje.- Respondió Rodrigo con una sonrisa.- ¿Entonces no hay ningún problema para que nos alojemos aquí?

-¡Por Dios. no! De hecho, son ustedes dos mas que bienvenidos.- La mujer se giró y cogió dos llaveros del casillero. -Estas son dos habitaciones muy buenas. Creo que estárán contentos con ellas.- Rodrigo las cogió, y luego le pasó una de las llaves al peliblanco.

-¿Cuanto se van a quedar?

-Si le digo la verdad, no tenemos ni idea. Hemos venido aquí por algunos negocios, pero no sabemos cuando acabarán.

-¿Negocios?

-Si. Mi padre es rico y me ha mandado fuera de casa a encargarme de ciertos asuntos por el.

-Vaya. Es algo curioso. Bueno, que sepan que la comida se sirve aquí, a no ser que quieran comer fuera, claro está. Pero avisen si van a hacer lo uno o lo otro, ¿de acuerdo?

-Por supuesto, señora.

Y con eso, de momento, ya tenían alojamiento durante un tiempo. Rodrigo solo esperaba no tener que salir huyendo de el como le había pasado muchas veces antes.

- Señor, si le digo algo sobre el dueño de estos chocolates, ¿me comprara unos chocolates?

Esa fue la pregunta que había hecho el vendedor de la tienda de chocolates a los exorcistas, la cual los había tomado por sorpresa, al menos a Alice.

- Alice, ¿que dices tu?, lo hacemos, o ¿vamos a otro lugar?

Una extraña sonrisa se formo en el rostro de la joven exorcista, la cual tomo como un reto aquello que había dicho el vendedor, o quizas simplemente un juego. Pero lo que si se podría estar seguro, era de que no se negaría a aquella oferta.

- Esta bien.- contesto la exorcista sonrientemente, pero a la vez con un semblante esta vez serio, a diferencia de antes.- Compraremos sus chocolates eso tengalo por seguro.- lo dijo con tal convicción que al vendedor no le quedo duda de que ya había hecho un venta segura y de seguro beneficiosa.

- Entonces les diré... si no encuentran al Señor Armand Montaquie es simplemente por que siempre pasa de una posada a otra, unos piensan que escapo...- su tono sono algo fanfarron ya que al parecer sabía mas cosas.- ...Pero la realidad es que... ¡¡Solo esta en una posada...!!

- Esto... acaba de decir que pasa de una posada a otra.- le recordo Alice sudando una gota, el hombre nego con la cabeza ante lo dicho.

- El quiere dejar esa impresión.- esta vez movió su cabeza de arriba a abajo con ambas manos sobre su cintura.- Debe tener mas gente a su servicio que hace correr rumores falsos, es muy facil hacerlo si se tiene inteligencia y el poder de convencer.- En su fuero interno Alice penso que lo último que comento aquel vendedor era realmente cierto. - Entonces...

- Entonces agradecemos su información.- exclamo Alice rapidamente dando una leve inclinación.- Tienen muy buenos serivicios en este lugar.

- Les agradesco que les halla gustado.- exclamo el hombre como si fuera algo que dijera todos los días.- Vuelvan pronto.

- Claro.. lo haremos.- sonrió Alice, jalo a Leandro de la mano y lo saco del lugar sin que pudiera decir algo mas. Cuando estuvieron afuera Alice se llevo corriendo del lugar a Leandro. Era muy simple la razon por la cual la exorcista apuraba el paso: no habían comprando ningun chocolate y el vendedor no tardaría en darse en cuenta de que lo habían engañado.

- ¡¡¡Esperen!!! ¡¡¡malditos Crios!!!- se oyo como gritaba el vendedor, Alice rio internamente y no dejo de correr. Hasta que estuvieron lejos, muy lejos de aquel tipo y la tienda.

Estaban ahora en un callejon, la huída les había llevado hasta allí, afuera del callejon la gente paseaba por la calle principal, al parecer nadie les había seguido. Alice pudo recuperar el aliento de tanto correr, para luego reír por lo que había hecho.

- ¡¡Bien!! Eso fue muy divertido.- declaro ella, como si hubiera ganado algun juego o algo parecido.- ¿Estas bien Leandro? -pregunto luego, dándose por enterada recien de la existencia de su compañero.

[off: perdon la demora leandro T__T .... y compañia xDDD]

Leandro veia atentamente como Alice negociaba con el tipo, el cual empezo a dar pistas las cuales tenian cierto sentido, y a pesar de que el presentimiento de que ivan a caer en otra trampa, estaba presente, Leandro se fijo en que su compañera era alguien agradable, y traviesa por lo demas, ya que mas que mal, ambos corrieron para no comprar el chocolae que tanto queria vender ese tipo.

Ya mas calmo ambos, y luego de correr bastante Leandro respondio a la pregunta de Alice.

- Emm..., la verdad no me canse, pero si tengo algo que decirte, ahora tendremos que buscar la posada, ya que no los dijo en que posada era en la que el estaba... y ademas deja decirte que eres bastante traviesa.

Luego y en un tono mas serio, Leandro le dice.

- Alice, ¿me imagino que ya estas preparada para caer en otra trampa mas?

Rodrigo subió las escaleras hasta su habitación, dejado allí su bolsa de viaje. Aunque se fiaba de la dueña del hostal, no quedaba mal un poco de precaución, asi que sacó una buena parte de su dinero de la bolsa y se lo guardó.

Tras eso, salió de su cuarto para ver que hacía Allen. Después de todo, aunque sin paga, era el guia turístico. Aunque le molestaba un poco que no fuera mas claro en lo que quería o buscaba allí, supuso que no era porque el quisiera, sino poque no podía. De todas formas, se hizo la promesa de que iba a intentar saber mas cosas del joven. Parecía demasiado maduro para lo joven que se le veía.

- ¡¡Pues claro!!- alzando su puño al aire parecía como si ya hubiese recuperado sus energías, o mas bien todavía le quedaba mucho de aquello. Era de esperarse que cualquier trampa lo tomaria como un desafió para ella, asi que estaba muy emocionada.

- Es cierto, no sabemos en que posada pueda estar.- Comento luego, recordado que había olvidado aquel pequeño detalle cuando el vendedor le dio aquella información. Una aura oscura de depresión se formo alrededor de la exorcista.

- Perdon Leandro, olvide aquello.- se disculpo por haberle dado mas trabajo de lo deseado a su compañero. Despues de todo estaban hablando de que iban a revisar cada posada que encontraran ¡No acabarían nunca! París era muy grande y había muchos edificios para inspeccionar. Por otro lado la información que les dio el vendedor, si bien, podría ser verdadera o falsa, era como tirar una moneda y ver si salía cara o cruz. La información era fácil de manipular para cualquier, por lo que tal vez lo que sabía el vendedor también podría haber sido un rumor falso.

- Esto me molesta bastante.- murmuro Alice, camino hacia el final del callejon donde la gente caminaba tranquilamente por el lugar, aunque ya había poca en comparación con la mañana. Miro el cielo ya estaba atardediendo y muy pronto este se teñía de un tibio color naranjo.