Cross Roads... Caos

La sonrisa burlona de Aleena había desaparecido por completo. Se había metido en el lío e iba a durar hasta el final.

-¿Vieja? Que niño mas malhablado Y tampoco soy tan mayor. Pero da igual, a diferencia de vosotros, yo tengo algo de educación. Soy Aleena von Gerard, exorcista y antigua generala de la Orden Oscura.

Hizo una pausa mientras desviaba la vista a a los otros dos exorcistas.

-Y cuando acabe esto, me gustaría hablar con vosotros dos, chicos. Hace mucho que no se de mis amigos de la Orden y me gustaría que me contaseis como les va.

Mientras el rubio se dedicaba a esquivar y combartir contra aquel akuma de nivel 3, algo luminoso hizo contacto con la cabeza de la bestia y en una fracción de tiempo corta, la munición se había dedicado a exterminar a su contrincante. En cuanto la explosión hubiese pasado, dejando en el aire nada más que un desagradable aroma y humo, Link fijó la vista en el general que permanecía sobre el techo de una de las tantas construcciones del lugar, sabía a perfectamente que la destrucción del akuma había sido obra y gracia de Cross.

Luego de unos momentos, giró la cabeza en dirección a la peli-celeste y la hechicera, quienes estaban por comenzar un combate, al parecer a su vez pronto se le vendrían nuevos akumas encima, así que se preparó, poniéndose en guardia con su arma preparada en su brazo.

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En lo que sentía expandirse esa sensación de concentración en si misma y se preparaba para crear aquellas oleadas de dolor en la peli-celeste comenzó a apretar más y más el cetro que cargaba consigo, comenzando casi a fundirse con su propia mente y la ilusión que deseaba formar en su adversario... todo listo para en el mejor momento liberar su poder y hacerla súcumbir.

Al mismo tiempo una parte de su cerebro era claramente consciente de que Rose estaba corriendo mayor peligro que antes y necesitaba ir en su ayuda mas, sabiendo como era el carácter de los noah, comprendía bien que la niña no se daría por vencida y eso le dejaba algo de tranquilidad, pero no al ciento porciento, ya que su responsabilidad era cuidar de ella y velar por el desarrollo y posterior cumplimiento de la encomienda que el Conde les habría encargado... además de dar cierta información que en algún momento el mismo Cross habría dejado ir.

Mientras la previa al combate se desarrollaba, los akumas de nivel dos ya casi gruñían de ira y frustración al no poder ir por sus presas humanas, pero bien sabían que por ahora se limitaban a proteger a ambas mujeres, sabiendo y temiendo que al ser desobedientes, pudiesen morir en manos de alguna de ellas.

No creía que recibirían ayuda, menos de los gemelos, ya que ellos debían de estar luchando contra los otros dos exorcistas... pero le fue de agrado el que ellos llegasen, la condición de Rose había empeorado y eso quedó más que claro con el desmayo de la niña, Sin esperar más que aquella perdida de sangre via oral de la niña y su perdida parcial de consciencia, la hechicera la cargó en sus brazos y la acomodó allegandola a su cuerpo.

- Es necesario que me la lleve ahora mismo al arca, debe ser asistida -dijo sin despegarle la vista de encima a Rose, y un momento después a los gemelos -Por favor, tengan cuidado con éste hombre -acompañó su frase con un gesto de cabeza en dirección a Cross -Los otros dos exorcistas están heridos, pero aún así nunca se sabe con ellos, son como las plagas -Se dió media vuelta no sin antes volverles a mirar para decir una última cosa. -Debo informar al conde de la condición de lo ocurrido e incluso de algunas cosas que él mismo Cross Marian ah dicho, pero si me necesitan pueden llamarme sin dudarlo, Hay akumas reunidos muy cerca de aquí... Con su permiso, me retiro.

Y dicho aquello, una puerta del arca se abrió a una distancia corta y la mujer entró por ella con la Noah en sus brazos.


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...Cuando había logrado dar con la hoja de su arma en el cuerpo del akuma, los pétalos ardientes del ataque de su compañera llegaron de improviso y para su alivio, acabaron finalmente con aquel enemigo, un suspiro sonoro y casi relajante salió de los labios del inspector quien inmediatamente miró a Shihouin la cual había acabado con sus enemigos.

Tras notarla cansada y ensangrentada, caminó hacia ella algo preocupado y le ofreció silenciosamente un pañuelo para que limpiase un poco aquella sangre. -Vayámos a ver lo que pasa más allá, han aparecido nuevos enemigos. -Dijo en un tono de voz serio, el de siempre en él. Y si, la aparición de dos entes frente a ellos no eran más que otros dos Noahs que él no conococía, pero al parecer el general si que los conocía, ya que las fanfarronas palabras de aquellos dos muchachos extrafalarios eran hacia Cross Marian y dirigidas con notable molestia.

Saliendo por fin del callejón, pudo ver mejor la escena, la huida de la hechicera y en sus brazos la niña que antes habría estado combatiendo con el general, se volvió a mirar a aquel hombre y luego contempló hacia la dirección por donde se habían marchado Emma y Lavi.

Aleena suspiró mientras contemplaba marcharse a esos dos pesados. Mejor para ella, porque no es que tuviera especiales ganas de meterse en una pelea a muerte. Se agachó para recoger el parche, y lo sacudió para que se le cayera la arenilla que había cogido. Aleena se quedó callada unos momentos, terminando de limpiar su parche.

-No, no os estaba siguiendo. -La generala no miró a ninguno de los dos exorcistas mientras respondía.- Me encontré con unos cuantos akumas hace un rato que se dirigían hacia aquí. Los despaché y sentí curiosidad por ver que pasaba. Aunque no esperaba que me notaras. Tenes buenos instintos, jovencito.- La mujer se puso su propio parche, tapando su ojo.-Y ya puedes quitar la mano de lo que quiera que sea tu arma. Si quisiera mataros, ya estaríais en la tumba los dos hace un buen rato.

La otra exorcista aprovechó para intervenir en ese momento.

- No deberiamos ir por Cross, supongo que tambien usted esta aqui por él, o me equivoco?

-No, la verdad es que a mi ese mamón me trae sin cuidado.- Aleena recogió finalmente su sombrero y se lo puso. Pudo percibir claramente la repulsa en los ojos de la chica, seguramente por su deserción, ya que no había nadie que desaprovechase una oportunidad de insultar a Cross, pero si ella supiera lo que sabía la Crow... ya veríamos. Ya veríamos.

Aleena se dió la vuelta, dispuesta a marcharse.

-Hagais lo que hagais, mejor que os deis prisa. No creo que tras esto os dejen en paz mucho rato.

Aleena no había movido un músculo tras el toque de atención que le había intentado dar el exorcista pelirrojo.

-Mira majo,-Empezó sin siquiera girarse- la próxima vez que me vuelvas a apuntar con ese cacharro le lo tragas, ¿entendido?

A pesar de todo, se había quedado con la imagen del martillo. Asi que lo añadiría a su arsenal, por si las moscas. Porque uno de sus trucos favoritos era el de imitar las armas de sus enemigos. Eran mas reales que armas que no existían, después de todo. Y les daban auténticos dolores de cabeza.

- cual fue el motivo por el cual abandonaste la orden..?? ... y que es lo que piensas hacer ahora que te dejaste ver...?

Tras eso se giró hacia los dos jóvenes, con una sonrisa triste.

-No creerás que le voy contando mi vida al primero que me lo pregunta, ¿verdad? Y creeme, no te gustaría nada saber lo que hizo que me marchara. Pero nada de nada. En cuanto a tu segunda pregunta... Eso tiene una respuesta facil. Lo mas seguro es que me vaya de esta ciudad. Pero destruiré todos los akumas que me cruce por el camino.- Se llevó la mano al sombrero y bajó un poco el ala, ocultando sus ojos.- Si me encuentro con algún Noah, me aseguraré de darle el pasaporte para la otra vida. Y si me cruzase con el Conde, me tiraría a por su garganta.

Suspiró, cansada de su vida.

-Puede que haya dejado la orden, pero ni de lejos me he pasado al lado de esos desgraciados.

[Off: WTF? ¿Es idea mí o leí Yoruichi en vez de Paine? o.o ¿en qué momento te cambiaste el nombre?]

-¿Huh? ¿Qué demonios es esto? -preguntó Devitto a nadie en especial mientras miraba uno de los papeles que habían llegado hasta ellos, y además, había conseguido pescar en el acto.

- o.o

Ambos gemelos se juntaron hombro con hombro, Jasdero igual de curioso que su hermano por saber de qué hablaba Cross... como si no se lo hubiesen esperado. Bueno, siendo ellos como tal, no se lo habían esperado ciertamente.

....

-¿¡PERO QUE DEMONIOS ES ESTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!? -gritaron, no, aullaron al unísono ambos, sufriendo repentinamente algo parecido a un ataque epiléptico o trauma por la palabra 'deuda', si bien no tan fuerte como el conocido pupilo del pelirrojo.

-Son...son...¡deudas! -chilló Jasdero con los ojos desorbitados en una mueca graciosa mientras daba vueltas sobre el mismo lugar que pisaba sin sentido.

-¡Y esta vez son más que las anteriores! ¡Más de cien mil guineas! -se quejó el pelinegro mirando la hoja que en su mano temblequeaba por la alteración reciente.

Durante cinco segundos más permanecieron así. Jasdero chillando cosas que no tenían sentido aún girando, y Devitt mirando a la hoja como si fuese la culpable de todas sus desdichas y karma, mientras vibraba a sus ojos gracias a él mismo. [xD]

Entonces...

-¿Eh? Un momento, Devi.

Ambos pararon de golpe y giraron la vista hacia Cross nuevamente, que se veía sonreído y muy seguro de sí mismo. Los gemelos acababan de entender algo al mismo tiempo, que ciertamente debieron de haberse percatado desde el primer momento.

-¡SON TUS MALTIDAS DEUDAS, NO NUESTRAS! ¡NO VAMOS A PAGAR NADA DE ESTO SOLO PORQUE NUESTRO NOMBRE ESTÁ INSCRITO EN ELLAS! -corearon volviendo a hacer berrinche cuales críos, esta vez dirigido al pelirrojo.

-Además, no hemos venido aquí por eso, imbécil. Hemos venido a destruirte ¿entiendes?, te haremos pagar una por una cada una de las cosas que nos has hecho pasar.

-Devi... si eso es así, ¿no crees que deberíamos en vez de estar gritándole, atacándole sino? -preguntó nuevamente inocente el rubio, interrumpiendo a su hermano.

Otro momento de silencio.

-¡MALDICIÓN, ES VERDAD! ¿¡EN QUÉ RAYOS ESTAMOS PENSADO!? -chillaron emmm, ¿de nuevo?.

Luego volvieron a ponerse lo que podría llamarse 'serios'. Las sonrisas burlonas volvieron a la carga y así apuntaron con sus revolvers al general pelirrojo.

-Que te vaya bien en el infierno, Cross -musitó Devitt con estilo.

-¡Bomba roja, bomba roja, bomba roja! -y al son de sus palabras, tres balas que pronto se convirtieron en enormes esferas incandescentes, fueron disparadas hacia el general. ¿Sería suficiente? En la mente de Jasdevi nisiquiera estaba esta pregunta.

- vamos Bookman, no creo que consigas mucha informacion aqui - Dijo Emma poniendose el espejo de regreso a la espalda y haciendo un ademan de que la siguera - generala, un extraño gusto conocerla - hizo una ligera reverancia, lo mas que le permitia el peso de su espejo - Mi nombre es Emma Coelho y espero que si nos volvemos a ver sea en mejores sincunstancias -

(Off: Leíste correctamente, lee su último turno Allen.)

Apuntando con gran maestría su revolver, 3 potentes disparos fueron lanzados en contra de aquellas balas rojas que pasaron a ser anuladas fácilmente. La experiencia que el pelirrojo tenía en el campo de batalla se podía apreciar a simple vista incluso por un novato puesto que Cross ni siquiera se había molestado en prestarles atención a sus enemigos. Extrayendo del interior de su azabache gabardina una última nota a nombre de Jasdevi pasó a suspirar algo decepcionado.

- Pero que sujetos tan molestos. Yo que me tomo la molestia de guardar algunas de las deudas que dejo a sus nombres y me lo pagan de una manera tan poco cortés...-

Bramó con sarcasmo recalcando la palabra "algunas". Su perfil se mostraba imponente, su mirada confiada y su rostro destilaba arrogancia. Ni siquiera en presencia de otros miembros de la familia Noah de mayor nivel parecía tener preocupación alguna. Su revolver continuaba centelleando reflejos de la luz lunar mientras era sostenido con elegancia y era manipulado con gran dominio por su dueño. Su mirada pasó a cerrarse con algo de tedio para ser reabierta fijándose en ambos bizarros noah con gran fiereza.

-Mejor váyanse con el Conde y dejen de estorbar o si no...-

Judgement fue alzada para apuntar hacia ambos jóvenes.

-Lo mismo digo.-Respondió Aleena con una sonrisita burlona.- Un extraño gusto haberos conocido.

La mujer levantó la mano para despedirse, y decidió hacer una salida de escena teatral. Usó su inocencia para proyectar una ilusión.

Para los ojos de Emma y Lavi, Aleena sencillamente se desvaneció en el aire. La generala, sin hacer ningún ruido, se marchó a su casa. Por lo menos, las caras de los chicos habían sido dignas de ver. Peero... Tenía cosas que hacer.