Misión a china, reclutamiento de kohana harunokari

Comenzamos a caminar, esperaba no tener ningún otro encuentro con esos monstruos. Constantemente observaba a mi hermano y este me devolvía la mirada con una sonrisa, ¿En verdad estará bien? Me pregunté algo dudosa, el lucía despreocupado, pero por alguna razón me daba la impresión de que no estaba tan contento como aparentaba.

-Esto...disculpe...¿A donde nos dirigimos Marian-san?-Pregunté curiosa mientras le observaba. Me preguntaba donde "entrenaría" pues aún no entendía muy bien la tal inocencia, ¿sería con objetos de prueba o entrenaría con Marian mismo?...era muy confuso sin mencionar que aún no sabía que clase de inocencia era la mía ni como funcionaba.

Saqué el abanico de su escondite y lo observe de nuevo, no podía creer que algo tan simple pudiera hacer algo tan grande como derrotar a esas bestias.

Observé a Marian alejarse de nosotros lentamente, al principio tarde en procesar la situación, pero en cuanto lo hice entre en pánico.

-¡¡E-Espere!! N-no tengo idea de que hacer-Tenía medo, varios de los Monstruos comenzaron a acercarse a mi y a mi hermano, quien a diferencia de mi tnía una mirada que claramente decía "Acerquense a ella y se las verán conmigo".

Aquellos monstruos se acercaban más y más a mi y una luz titilaba vivamente desde mi abrigo, donde guardaba mi abanico. Pero esto no pareció ayudarme, pues apenas se dieron cuenta de esto aceleraron el paso, casi corriendo aún que no tenían piernas.

Me gire a ver a Marian con algo de suplica en la mirada, no sabía que hacer y las bestias cada vez estaban más y mas cerca de mi.

- ¡¡¡Ayúdalo!!!

Me quedé estática, tenía miedo, no sabía que hacer, pero mi hermano estaba ahi tirado...no tenía la menor idea de que hacer, Marian me animaba a ayudarlo, pero mis piernas no me respondían. Mi corazón latía a mil por segundo y estaba nerviosa. ¿Y si me mataba? ¿Y si nos mataba a los dos? preguntas como esas comenzaron a surgirme.

"Hermano" Pensé mientras llevaba mis manos entrelazadas a donde mi pecho, mientras bajaba la mirada, tenía mucho miedo. Pronto de la nada comenzé a sentir como una ventica de viendo me rodeaba y comenzaba a girar a mi alrededor, haciendo que mi cabello se meciera a su ritmo, levante la mirada y observe en mi abrigo, la luz había dejado de titilar y ahora se había vuelto más potente, mis pupilas se dilataron ante tanta luz e involuntariamente lleve mi mano a mi abrigo, sacando el abanico.

Sin previo aviso este se unió a la corriente de aire, mandándolo ahora con un impulso más fuerte y rápido hasta donde los monstruos, dándoles directamente y haciendo que se volaran para trás, haciendo varias piruetas en su recorrido por la corriente de aire.

-¿Q-Que...que es esto?-El abanico bailo alrededor de mi a la merced del viento, hasta llegar finalmente a reposar suevemente en mis manos....esto era muy confuso para mí, vi a mi hermano, quién igual estaba confundido, luego observé a Marian con algo de preocupación, tenía demasiadas preguntas y me sentía mareada

Marian destruyó a los monstruos restantes, yo me encontraba observando mi abanico, aún con demasiadas preguntas, alzé la mirada hacia Marian y tomé su mano, mientras que mi hermano tomaba la mía a su vez. Una vez de pie yo sólo tenía ojos para mi abanico, no comprendía nada. Me gire de nuevo hacia Marian con una mirada suplicante, quería que me explicara mejor lo que recién me había sucedido.

-Parece que lo has hecho muy bien-Mi hermano me revolvió el cabello cariñosamente-No se que hubiera hecho sin ti

Yo le sonreí y me gire de nuevo hacia Marian casi instantaneamente.

-Esto...yo...-No sabía que palabras usar para preguntarle que fue exactamernte lo que me sucedió.

Tome mi abanico en manos y se lo enseñe, intentando así facilitarle lo que quería preguntar.

Kohana se acercó a Cross. Este seguía con su sonrisa en su cara al escuchar a la muchacha intertar decir algo. El General comprendía a la perfección lo que quería decir, así que, la tomó de la mano y le cerró ambas a las joven, para que cerrara sus manos y pudiera notar el abanico y su Inocencia.

- Inocencia. Así se llama lo que acabas de activar.

La chiquilla seguramente aún no supiera lo que en verdad era, o cuál fue la razón por la que se activó, así tan de repente. Como buen mentor de anteriores pupilos (?), Cross procedió a explicarla por qué se acababa de mostrar ahora el poder de su Inocencia y no lo hizo anteriormente.

- Tu hermano se cayó al suelo mientras erais acechados por unos Akumas. Al decirte yo que lo ayduaras, tú fuiste precisamente a eso, con lo que tus sentimientos se volvieron más fuertes hacia tu hermano. Como sentiste la obligacón de protegerlo, tu Inocencia optó por asomarse, y... el resto ya lo has visto.

Cross oyó a lo lejos, a sus espaldas, otra vez ruido de chatarra voladora disparando sin cesar. Ya le estaban fastidiando más de lo normal. No servían para nada, más que para estorbar y dar trabajo al Conde habiendolos mandado a aquel lugar.
Con ellos, con lso que estaban llegando a lo lejos, Kohana podría practicar un poco, ya que por lo que se veía... solo eran dos nada más Cross se giró para ver cuantos eran.
Un poco más lejos, armando ya más ruido de lo habitual, llegaba alguno más por una colina.
Ahora aquello ya se ponía divertido para Cross y seguramente no tan divertido para Kohana, ya que era su primera vez.

Observé a lo lejos, llegaban más monstruos. Para ser sincera aún no sabía usar mi tal "inocencia" exactamente, lo anterior había sido involuntario y non tenía ni la menor idea de como lo había hecho, no sabía como volver a hacerlo. Sin pensarlo dos veces tome de la mano a mi hermano y comenzamos a correr en dirección al pelirrojo, los monstruos cada vez se acercaban más y más a nosotros.

-Marian-sama aún no se como usarla-Le grite lo lejos mientras seguía corriendo, de nuevo la corriente de aire comenzo a hacerse presente a mi alrededor, pero no sabía como usarla a mi favor. Estaba ya llegando donde Marian, pero antes de llegar resbalé con una roca y caí de rostro al suelo.

El monstruo se acerco peligrosamente a mi, yo instintivamente me cubrí con mi brazo intentando amoritiguar lo que de seguro vendría ahora. No sabía como hacer que mi simple abanico hiciera lo que habia hecho antes.

Cross me había susurrado en el oido lo que serviría, según el, para activar la tal inocencia a mi voluntad. No confiaba mucho en ello, incluso me parecía imposible el hecho de yo poder controlarla, pero obedecí a lo que me había pedido que hiciera. Cerré los ojos y pense en toda la gente que era tan importante para mi, recordando todas esas personas que habían sido tan amables conmigo cuando pase por la díficil sitación de cuando mis padres fueron asesinados. Cerré mis ojos y me concentré ahora en mi hermano, quien era el que más me había apoyado a lo largo de los años, el que me dio más amor de lo que era necesario. De pronto, sin saber como o por que, tuve el impulso de abrir mi boca y dejar salir una palabra.

-Inocencia...Activate-Murmure casi imperceptiblemente, tomé mi abanico y me gire aún algo confundida sin saber como atacar hacia Marian. Busque su aprobación para atacar en el momento que debía, pero el segundo akuma se acercaba más y más. Le di una leve sacudida a mi abanico, pero simplemente fue suficiente para mandarlo a volar lejos, callendo luego en la tierra de nuevo.

Observé de nuevo mi abanico, podría haber jurado que al momento de pronunciar estas palabras un brillo verde se había desprendido de este.

observé a Marian, confundida, había hecho lo que el me había pedido, pero no había dado resultado. Me había quedado como tonta al mandar mi abanico a volar lejos.

Marian intentó darme animos para que no me diera por vencida, pero aún as´me sentía avergonzada, el que se preocupaba por ayudarme y yo no podía corresponderle. Estaba frustrada a pesar de los alentos que el pelirrojo me daba. Mi hermano estaba siendo protegido por aquella extraña mujer, tal vez era que me estaba confiando en que el estaba a salvo y no necesitaba mi ayuda. Aún así, me costaba concentrarme y tenía los animos por el suelo.

Al parecer yo no servia de nada ahi, solo era un estorbo. No me moví del lugar, incluso cuando el akuma se acercaba a mi.Yo solo me quede ahi parada cubriendome el rostro con ambas manos.

Un sonrojo aparecio en mi rostro al notar la posición en la cual Marian me había tomado, pero me había hecho una pregunta, una pregunta que me hizo en un tono meloso. Pronto me sumergí en mis pensamientos, preguntandome que se supone que debía hacer. Pero pronto caí en cuenta de lo que el pelirrojo intentaba, aún parecía que intentaba animarme...pero...no lo creía, le había dado la espalda al enemigo, ahora estaba desprotegido, y todo por intentar alentarme. Desvie mi mirada de la suya por unos minutos para observar al monstruo y cerre los ojos.

Me puse de pie, no me gustaba ver como el se esforzba tanto en hacerme reaccionar y yo no poder hacerlo. Observe como el akuma pronto se movía un poco de manera...ofensiva o defensiva, no estaba muy segura, pero sabía que si me apresuraba podría resultar. El akuma desvio su vista pronto hacia el abanico, ahi supe que ese sería s mismo objetivo, así que debía llegar antes que el.

Me abalanze casi literalmente donde el abanico en un pequeño salto, roze al akuma pero logre tomar el abanico en manos, rode un poco en la tierra, pero enseguida me puse de pie y observe como el akum se quedaba algo atontado observandome, tal vez se encontraba distraido en un intento de idear un plan. Aproveche el momento y, tomando firmemente el abanico en mi palma para evitar lo sucedido anteriormente, di una leve sacudida mientras pronunciaba las palabras anteriores:
Inocencia activate

Fueron segundos antes de que el akuma saliera volando a la merced de la corriente de aire que había enviado, cayo lejos de ahi y una vez tocada tierra firme exploto. Quede algo confundida, pero luego me gire hacia el pelirrojo y sonrei satisfecha de lo que había logrado.

OFF: Siento la tardanza Kati-chan. Te recompensaré con creces ^^ *tu ya me entiendes (?)*


Cross sonrió cuando vió que ella había "salvado" su vida y que lo había hecho de una muy valiente, dando la cara por las personas que necesitaban de su ayuda, como en este caso, lo era el General.
Orgulloso de lo que acababa de ver, miró alrededor, buscando cualquier Akuma que se ocultara en la pequeña espesura. No encontrando nada, permitió a Maria que dejara salir al hermano de la cúpula en la que se hallaba protegido de cualquier contratiempo.

Éste, el hermano, salió hacia Kohana contento, esbozando un gran alivio por ver que su hermana había hecho aquello.
Cross vio la escena, mientras el hermano seguía andando a paso rápido para abrazarse con su hermanita para expresarle lo orgulloso que podía estar en aquel momento.

El General no tenía palabras al ver aquella escena familiar, así que, lo primero que hizo fue esperar a que hablaran el uno con el otro para poder proseguir con el entrenamiento.

- Sabía que lo conseguirías.

En su cara, reflejada estaba la felicidad en su ojos cerrados y algo enarcados, mientras que su boca hacia aparecer sus dientes blancos en una sonrisa.
Mientras él la abrazaba, Cross seguía mirando, casi casi hasta con celo de que alguien tubiera la suerte de abrazar a aquella damisela ***desde el punto de vista de Cross, quede claro que no me involucro en ese tipo de cosas jajajajaj***, que no estaba en apuros, sino que más bien sacaba a la gente de ellos.
Él, agradecido por lo que había hecho, durante el abrazo puso el dedo pulgar de una mano alto, en señal de lo bien que había hecho Cross su trabajo, al menos, de momento.

Pronto pude sentir el calor que me proporcionaba mi hermano al envolverme en un abrazo que ciertamente no vi venir, estaba bastante sorprendida pues por lo general solía ser yo la que lo abrazaba a el, pero ahora había sido diferente, ahora el había iniciado lo que yo le seguí correspondiéndole. Luego de permanecer así unos minutos pude notar como Marian, con una radiante sonrisa, levantaba uno de sus pulgares en alto, haciéndome saber que se encontraba satisfecho con mi trabajo y hacerme sentir aliviada. Lo había logrado. Ahora más segura de mi misma me sacudí el polvo de las ropas y me acerque donde Marian.

-¿Cuál es el siguiente paso?....sensei- Observe al general ahora con algo de determinación, esperando la próxima indicación por parte de mi ahora “maestro”, como lo había llamado minutos antes.

Siguiente paso... no lo tenía muy pensado a decir verdad, pero... lo mejor era que, sin necesidad de que estubiera nadie en peligro, pudiera activar la Inocencia por sus propios medios, concentrándose para no perder el control de su abanico y así poder sacarle, aunque fuera, una mínima parte de su poder.

- Sensei... -susurró en una voz imperceptible- Pues... solo nos queda ir poco a poco para la Orden Oscura.

Kohana-chan seguro que no sabía lo que era, así que el General siguió hablando para explicárselo de una manera que pudier entenderlo, cosa que no era nada difícil, pues sabía a la perfección qué era, dónde se encontraba y quienes había dentro.

- Veamos... ¿cómo explicarlo? La Orden es el edificio en el que los Exorcistas se encuentran. En él son mandados a misiones... - para que atendiese más, y apra tenerla más cerca aún, Cross se aseguró de abrazar a Kohana por encima del hombro, pasádola por detrás de el cuello- se preparan... un sinfin de cosas que ya verás cuando estés allí. Una coas muy importante... si te topas con Komui... ten cuidado de él, que no es una persona muy... de mi gusto.

El hermano de la joven muchacha veía desde atrás que ambos andaban hacia delante, pero no le gustaba la idea de que Marian tubiera su brazo posado en su hermana. No contento con solo poner caras raras a Cross, que éste ignoraba por completo, le tocó el brazo al General, y eso, fue lo que causó que Cross hiciera notar el desprecio a la gente como él.
Al menos, eso pasaría en otras circunstancias.
De momento, se limitó a quitar la mano, porque no quería causar un revuelo por una bobada tal como esa.

- Bueno.. a lo que iba... allí estarás con más gnete, pero... lo malo, es que no te podrás llevar contigo a tu hermano, o al menos no podrá vivir contigo en la Orden, pues solo está restringida a persoans con una Inocencia... como la tuya - señaló con la palma de su mano al abanico de Kohana-chan-. Aaa... e insisto en una cosa, que has de guardar como un secreto. Seguramente, cuando llegues allí, te dirán quien te ha reclutado. Ni se te ocurra decir mi nombre, porque... sería ponerme en un aprieto.
Si tienes que decir alguno, porque te lo pregunten o se de la ocasión, di la General Klaud... o bien Tiedoll.

Dicho ésto, tendría que dejarles a los dos, pero... se le olvidab darles la dirección, así que decidió acompañar a ambos hasta un lugar cercano, que allí se separaran los dos, y tambien lo hiciera por su cuenta el General. Iba a ser algo largo el camino, pero seguro que merecía la pena.

Escuche atentemente las palabras de Marian, hasta el punto que este dijo algo sobre que mi hermano no podría acompañarme. Fue entonces que el miedo me invadio y yo me gire hacia el para hablar, sin embargo, Marian no paro.

Aaa... e insisto en una cosa, que has de guardar como un secreto. Seguramente, cuando llegues allí, te dirán quien te ha reclutado. Ni se te ocurra decir mi nombre, porque... sería ponerme en un aprieto.
Si tienes que decir alguno, porque te lo pregunten o se de la ocasión, di la General Klaud... o bien Tiedoll.

-¿Eh?-Pronuncie por lo bajo mientras me giraba sorprendida hacia Marian, ¿Por que no podía mencionar que el me había encontrado? ¿Es que acaso el había hecho algo malo? La curiosidad me invadio, y olvide por completo el tema anterior. Sin embargo, mi hermano no parecía haberlo olvidado, nos seguía por detrás con la cabeza gacha, sin embargo yo no pude percatarme de esto.

-Klaud? Tiedoll? ¿Y ellos tambien son generales? y para empezar...¿Usted es un general Marian-sama? ¿Por que no puedo simplemente decir que usted es mi General? ¿Quien es el tal Komui? ¿Como son las demas personas en ese lugar? ¿Es lo suficientemente grande el lugar como para perderme?-La curiosidad me invadio, me coloque frente a frente a Marian, cortando el paso y mirandole con una mirada llena de curiosidad.

Mi hermano alzo la mirada y nos observo, nada sorprendido. Y quien no cuando vives la mayor parte de tu vida con una niña sin la ayuda de tus padres. Este ya estaba acostumbrado a la voraz curiosidad de su hermana pequeña.

La joven Kohana era muy curiosa, y se notaba con todas aquellas preguntas que tendrían una respuesta rápida en no mucho más tiempo. Mientras, el General seguía caminando con Kohana al lado y con su hermano detrás de ambos contertulios.

- Sí, soy un General, pero... no ha de saber nadie que estoy vivo, porque todos me dan por muerto y sería una pérdida de tiempo preocuparlos cuando tienen cosas más importantes que hacer...

Una mentira como una casa era lo que acababa de decirle a su pequeña alumna. No podía decirla la verdad, así que se puso en plan modesto para que comprediera su situación como una especie de fugitivo que no quiere ser encontrado en absoluto por nada del mundo. Si alguien conocía que su corazón aún latía y que su cabeza estaba funcional, toda la Orden entera iría tras él.

Cross hizo unas señales al hermano de la muchacha para que se juntara con ellos. El joven se puso al otro lado del General y éste le susurró al oido algo tal que:

- No te preocupes, seguro que estará bien... Además, siendo una joven tan buena no la puede pasar nada malo ¿no?

El joven agachó más la cabeza para después levantarla y asentir en señal de comprensiónn. Parecía decidido a aforntar que su hermana ya, quizás, no estaría más con él. Era algo con lo que tenía que aprender a convivir, así que, debía a empezar a hacerse a la idea.

*Al menos seguro que la llevará en el corazón, al igual que ella a él*

- Luego -volvió la mirada a su pupila- Komui... es el rector de la Orden. Es algo empalagoso, y encima tiene un trauma con su hermana Lenalee... ya verás a lo que me refiero Kohana-chan. Y por último... no te preocupes, no te perderás -una pequeña risa salió de la voz de Cross- y la gente de allí te tratará bien aunque haya algun que otro personaje que no merezca la pena... -recuerda a Allen-.

Escuche atentamente todo lo que el general me decía, asintiendo a cada respuesta. La descripción de Komui hizo que sonriera, sin razón alguna, solo me imagine a un tipo simpático...tal vez era por que yo sabía muy bien como era mi hermano al emocionarse. Sin embargo, ahora no era uno de los momentos en los que se pudiera apreciar ese sentimiento en el.

-Personajes...que no merezcan la pena?-Pregunte algo coonfusa, no me habia imaginado el hecho de que personas apáticas pudieran encontrarse en ese lugar, y el pensarlo no me ayudo ni un poco para animarme más a llegar a la orden.

-Marian-sensei...¿Como es la orden?-Me surgio esta pregunta de la nada, de pronto me interese por saaber como eran sus interiores, pues al parecer permanecería mucho tiempo en ese lugar. Cerre los ojos y medite por unos segundos como un dia normal había acabado en este embrollo tan extraño. Pronto pude sentir como algo frio reventaba en la punta de mi nariz y escurría por esta misma, abrí los ojos y observe como nubes de tormenta se acercaban poco a poco.

- Personajes... ¿que no merezcan la pena?

- Si... pero tranquila, que contigo todos se portarán bien, y si no lo hacen... me acabaré por enterar como sea... pero me enteraré. -iba bajando el tono poco a poco hasta que casi solo en su mente se podían oir sus pensamientos-. Y como sea así, no me hago responsable de lo que le pase al idiota que la haga daño...


Cross escuchó lo que Kohana quería saber. Tras meditar algo de tiempo mientras seguía andando sobre cómo era la Orden , le comentó más o menos, básicamente, como era la descripción del lugar. Mientras tanto, la lluvia parecía que les iba a caer encima a los tres, ya que una tomenta que ya se podía ver casi encima de ellos, desalojaba las priemras gotas de agua cerca del General y los dos hermanos que le acompañaban.

- A grandes rasgos, la Orden es... un castillo enorme, con un pórtico que a primera vista quizás te asuste de los grande... además de porque habla y todo... ya lo verás. Por dentro tiene un millar de columnas de estilo gótico y otro millar de pasillos... pero tranquila -le toca la cabeza y palpa el pelo un poco- no te perderás, porque muchos pasillos no ahcen más que llevar a otras habitaciones, asi que solo usarás menos de 50 para andar por él...

La llovizna se estaba empezando a hacer cada vez más fuerte, hasta llegar a convertirse en una lluvia normal y sin viento aparente, pues las gotas caían casi verticalmente y no haciendo unos grados de inclinación. Ahora parecía que no iba a parar, pero si seguían entre los árboles les podrían éstos gigantes verdes potreger con su ojas y ramas, por lo que Marian hizo una señal para ir a las parte más frondosa del bosque para que no le cayera ni una gota ni a él ni a la preciosa dama que le acompañaba ((lo siento por el hermano, pero Cross... donde haya una mujer.... XD)).
Cada vez se hacía más oscuro el camino, pero gracias al cigarro que Cross llevaba en la boca después de prenderlo, se veía un pocom más, pero no más allá de medio metro adelante.

- Vamos... -le susurró al hermano de la muchacha- estate tranquilo... yo tambien perdí gente y he seguido pensando en ellos aunque estén lejos...

Las palabras de aliento al joven esperaba que le sirvieran. Aunque pensara que no era del todo cierto, en parte si lo era. Anita-san... la dejó atrás y la dijo que no le siguiera, pero era una buena mujer... aunque demasiado valiente apra alguans cosas.

[Off: perdooon!! la escuela me desintegra el cerebro @-@]

Seguí a Marian hacia lo que parecía ser la parte que más nos protegería de la lluvia, puesto que estaba protegida por enormes y frondosos arboles. Me quedé callada un buen rato, analizando toda la información que se me había sido otorgada.

-Ahora estamos camino a la orden? ¿o haremos alguna parada?-Pregunté buscando un tema de platica, aún no me percataba de la manera en la que mi hermano nos observaba desde cierto angulo, no lucía tener expresión alguna, ni triste ni feliz, mas bien pensativa.

Observé hacia el frente, aún parecía que faltaba bastante, pero estaba segurade que podría recorrer todo eso en un solo día, claro, aún no sabía si mas adelante habría que tomar un barco o algo por el estilo para llegar a la orden, así que me surgio la pregunta. A decir verdad me gustaría conocer la orden cuanto antes, aquella simple descripción fue suficiente para emocionarme un tanto.

[OFF: No te preocupes Yo tambien he tenido escuela unos días llenos de examenes... así que te comprendo perfectamente ^^]


Cross, escuchando las palabras de la joven muchacha, decidió contstarla en tono suave, pues lo que ella pensasra, determinaría lo que pasaría en poco tiempo con su querido hermano, quien, por cierto, no estaba muy animado ni tampoco hundido en la más sumida tristeza: se encontraba en un termino medio.

- Pues... eso depende de tí, Kohana-chan.

Cross se apartó aprte del pelo de la cara para seguir fumando un poco. A la chica no parecía gustarle el olor de los cigarros suyos, pero, no duraríam ucho más tiempo esa sensación si elegía la respuesta adecuada.
La lluvia seguía pegando fuerte en las hojas y los troncos de los grandes árboles. Les estaban protegiendo de las gotas del líquido trasparente mientras dejaba cavilar a la china sobre lo que debería de hacer.

El General se acercó al oído de la joven y le susurró un par de palabras:

- A tu hermano no le hará gracia que le dejes aquí... pero seguro que se sentirá orgulloso cuando vea que lo que haces será por una buena causa.

Cross se retiró de la cercanía de la oreja de la muchacha para inspirar, absorber el humo, y después expulsarlo por la boca de nuevo. Aquel día de lluvia era perfecto para fumar, aunque podría mojársele su cigarrillo y apagarse.
Ahora que se le apagara le daba exactamente igual. Solo pensaba en qué diría Kohana entre ir directamente o hacer alguna parada: sobre despedirse de su hermano definitivamente, o bien pasar un poco de tiempo más con él.