Misión a china, reclutamiento de kohana harunokari

Era una mañana nublada, no había señales de que el sol fuera a salir pronto y eso daba un aspecto lúgubre al pueblo, pero de cierta manera era satisfactorio que fuese a caer una buena lluvia después de semanas de sequedad que eran dañinas para los cultivos y hacían mas lenta la producción. La brisa que hacía era agradable y humeda, yo disfrutaba al sentir esta brisa dar contra su rostro mientras que mi cabello danzaba acorde a la corriente de aire, se estaba muy bien ahí. Llevaba una bata de noche y me encontraba descalza, lo cual claramente señalaba a que recién me despertaba.


¡¡Me marcho!! Una voz masculina se escuchó que provenía desde dentro de la casa.

¡¡Ya voy!! Respondí mientras me apartaba de la agradable brisa para retirarme hacia mi habitación, cerrando la puerta de la terraza detrás mío y corriendo hacia donde descansaban mis zapatos, introduciendo mis pies con algo de torpeza en ellos por la prisa. Bajé por las escaleras y corrí de donde provino la voz anterior, escuché como la puerta de la casa se abría y yo llegaba justo a tiempo, sin pensarlo dos veces me lance encima de la figura que estaba a minutos de salir por aquella puerta.

Ve con cuidado Pedí mientras le envolvía en un fuerte abrazo que el me correspondió apretando mi cabeza contra su pecho, inhale el olor del perfume que el frecuentaba usar, me hacía sentir protegida cada vez que sentía ese aroma, sentía que nada podría pasarme al estar cerca de esa agradable fragancia, pues sabía que donde sintiera tal olor mi hermano estaría a un lado de mí, apoyándome en lo que necesitara.

Debo marcharme, regresaré por la tarde Dijo mientras me separaba de él y me revolvía el cabello cariñosamente, como si fuera una niña pequeña para luego sonreírme y salir por la puerta, yo me quedé unos segundos enfrente de ésta misma esperando a que pasara lo obvio mientras observaba fijamente la pequeña mesita que se encontraba detrás de mi pegada a la pared donde yacía un portafolio de cuero que aparentaba estar algo desgastado.

La puerta se abrió de nuevo y los pasos que recién se habían alejado regresaban apresuradamente sobre estos mismos, sólo que ahora retrocedieron hasta donde se encontraba la mesa, tomo el portafolio y como de rutina río nerviosamente para luego regresar la puerta de nuevo y salió por ella una vez más.
Yo reí divertida, a pesar de que mi hermano era muy inteligente resultaba también muy despistado. Me di la vuelta y regrese por donde había llegado, pero esta vez me quede en mi habitación y me tumbé en la cama bocarriba.
Observé el techo unos segundos y luego me senté en la orilla de ésta misma. Con cuidado abrí la cajonera que se encontraba a un lado y saqué el lindo abanico que me había encontrado, lo admiré por unos segundos, estaba tan bien elaborado y por alguna razón un sentimiento agradable me invadía cada vez que lo veía, pero entonces caí en cuenta de algo.
Debo hacer las compras Exclamé mientras me ponía de pie, dejaba el abanico en mi cama y comenzaba a correr de un lado a otro, en una vuelta venía desabrochando la bata mientras saltaba en un solo pie sosteniendo un zapato con una mano, en la otra regresaba acomodándome una blusa rosa pálido con una flor en el lado izquierdo del pecho y con una mini-falda también rosada sosteniendo en la boca mientras me quitaba el otro zapato y lo reemplazaba por otro, cuando regrese de esa vuelta traía ya puesta la blusa al igual que la falda, ambos zapatos en su lugar y peinándome ya algo más tranquila, al terminar esto me deje caer rendida en la cama mientras soltaba un suspiro, observé el abanico y lo tome entre mis manos, me acerque a mi ropero y tomé un abrigo en caso de que el día se enfriara más y guardé el abanico en el bolsillo de este. Bajé por segunda vez las escaleras, tomé las llaves que se encontraban colgadas a un lado de la puerta y salí rumbo hacia el mercado.

Cross deambulaba por la ciudad con uno de sus cigarros encendidos y su sombrero caido un poco hacia adelante para ocultar lo que pudiera su cara. Sería bastante problemático que alguien lo viera así, vivo como estaba y por ello, trató de ocultarse tiempo atrás como una persona de grandes riquezas, con un traje de color negro y una corbata lisa de color rojo acorde con el de su pelo.
El sombrero era lo único que llevaba puesto todavía de su antiguo atuendo de general. Si lo llevara a todos lados, sería inútil disfrazarse así, como alguien más o menos normal, pero de clase social alta. Dichos ropajes los tenía bien escondidos en lo que sería un solar desprovisto de gente por donde se mirara.

Mientras caminaba sin rumbo alguno, miraba hacia todos lados. No había esquina que cruzara en la que no hubiera alguna bella mujer, y eso se notaba en su carácter feliz y alegre cuando hablaba con ellas intentando buscar lo que iba siendo una oportunidad. Varias de ellas parecían que si accedieron a pasar un rato con él, pero... fallaban los cigarros que siempre llevaba en la boca. A las mujeres no parecía gustarles esa costumbre, pero, por nada del mundo cambiaría el sabor del humo del cigarro y de un buen vino.

Al caminar casi desorientado por el lugar, miró cerca de una calle a una jovencita de no más edad de 18 años (identificación rápida por parte de Cross, que lleva mucho persiguiendo mujeres xD), y pelo con ondas de color marrón, eso, hasta donde llegaba a distinguir. Caminaba de forma muy genuina, y eso fue de lo primero en que Cross se fijó, además de un abanico que portaba en un abrigo, pero que sobresalía un poco de uno de los bolsillos.

Como siempre, muy determinado y bastante alegre de ver a una mujer de ese porte, Cross, para hacerse el interesante, giró toda la manzana para cruzarse en una esquina en la que sorprendería a la muchacha, haciendo así más fácil el comenzo de lo que podría ser otra relación fallida por parte del General.

Estaba corriendo por una mujer, cosa bastante normal en él, ya que le era difícil soportar ese impulso que tenía hacia ellas como con el vino caro y los cigarros. Éste último aún seguía humeante mientras Marian corría rápido sin encontrarse con gente en su entorno. Eso facilitaba pasar desapercibido y llegar a tiempo para su plan.

- Preciosa mujer era... que suerte la mia.

Corrió a más no poder hasta llegar casi a la esquina justo cuando la muchacha lo iba a hacer. Suerte era poco, tenía gran fortuna de que le estubiera saliendo bien, al menos, de momento.
De repente, en la atmósfera notó algo muy familiar y que reconocía a la perfección: una inocencia. No sabía quien la llevaba, pero... no era más interesante que esa mujer en ese momento, además... sabía que no podía ser descubierto para nada en absoluto, así que era mejor pasar de dicha inocencia.
Lo más paradójico de todo el asunto era que, a medida que se iba acercando a la mujer de cabellos marrones, iba notando más la Inocencia.

Justo ella cruzaba la esquina, y Cross, intencionadamente, se chocó con ella, casi tirándola a ella pero dejando caer su abanico. El abanico se abrió por completo: estaba adornado con flores de cerezo y estaba muy bien trabajado, incluso, se podría decir que era único y hecho a mano.

- Lo siento... -Cross sonrió y al ver caer el abanico fue a cogerlo como todo caballero- Tome señorita, su abanico.

El General no paró de agarrar su mano delicada de color blanquecino y la ofreció su abanico, mientras se presentó cual caballero, alzando la mano de la muchacha y besándola para empezar con buen pie.

- Perdone que sea así de abrupto, pero, mi nombre es Marian. ¿Y el suyo señorita?

¿Marian? Muy ocurrente por su pare. Intentaba pasar desapercibido y resulta que esa fue la única manera de llamarse ahora. Pero así era él: orgulloso de si mismo.
Se quito al fin su sombrero, dejando su cabello al aire. El viento lo mecía despacio mientras dejaba ver sus gafas conjunto a su máscara en la parte izquierda.

Un sonrojo invadió mi rostro cuando aquél hombre pelirrojo beso mi mano, aquél pelirrojo contra el que había chocado minutos atrás, provocando que mi abanico cayera y este lo cogiera y me lo entregara de nuevo.

-Perdone que sea así de abrupto, pero, mi nombre es Marian. ¿Y el suyo señorita?

Lo observé quitarse su sombrero, lo primero que llamo mi atención fue una máscara blanca cubriendo parte de su rostro del lado derecho.

-N-no se preocupe...Mi nombre es Kohana...Kohana Harunokari-Le respondí mientras desvíaba la mirada, fue demasiado repentino lo que recién había sucedido y no me lo esperaba...probablemente si mi hermano se enteraba de esto una catástrofe se daría presente en esa tranquila mañana. -D-Disculpe...usted no es de por aquí...verdad?-El pueblo era muy pequeño y casi todos los habitantes se conocían y no recordaba haber visto a ese hombre por aquí.

Cross sintió de nuevo la Inocencia al tocar el abanico,
pero no dijo nada por si aquella muchacha sabía lo que realemente era dicho
complemento. Si lo hacía, podría descubrirle ante la Orden o a cualquier
Exorcista y decir de su todavía existencia. Aunque, tambien miraba por un
interés más que suyo: mirar por aquella muchacha mientras pudiera, ya que, era
algo irresistible en su personalidad.

- Yo no soy de aquí señorita, pero... puede hacer como
si me conociera de toda su vida.

Con todo el descaro del mundo Cross volvió a prender la mano de la chica y
no la soltó en absoluto. Parecía tímida, pero, si pasaba con Cross más de 5
minutos se le quitaría esa timidez, o al menos, él pensaba eso, pues insinuaba
para sí que con su porte elegante y su educación además de sus encantos para
las mujeres, podría quitarle el miedo a cualqueir mujer y volverlas locas. (así
es él u.u)
Cross de nuevo volvió a sentir unas palpitaciones debido todavía al abanico.
Aquella mujer, no sabía lo que era, y sacó esa conclusión después de un rato,
debido a que si supiera lo que en verdad era, no le hubiera dejado al General
acercarse siquiera para devolvérselo.
Viendo que todavía seguía teniendo ganas de tener un alumno nuevo... pues...
optó directamente por contarle lo que era su abanico

Si se lo decía, podría ser su alumna, y eso... significaba grandes ventajas
a su vez. (Mode salido=ON)

- He de decirte una cosa - Cross se puso serio y miró a
la cara directamente a la muchacha, cogiendola con las manos para que no girara
la cabeza, pero sin apretar.- Ese abanico es más especial de lo que tú crees.

Seguramente la estaba asustando así, pero, no quería hacerlo en verdad, pues
solo quería ayudarla a ella para que pudiera ayudar a su vez a la gente y a sí
misma.
El General no sabía como funcionaba, pero, si era un abanico podía hacerse una
ligera idea de que pudiera manejar algo del elemento aéreo.

Cambió su cara un momento a una más sonriente y más pacífica, pues, la cara
seria, sabía por experiencia con las mujeres que no funcionaba como era debido,
aunque... con gente de la calaña de Allen era muy efectiva.

No obstante, volvió a la pura realidad y procedió a contarle lo que ese abanico era.

- No se si habrás oido alguna vez algo sobre monstruos que atacan a personas con destellos morados, pero, ese abanico... tiene la habilidad de destruirlos a su modo.

A la muchacha se le iba a quedar una cara que sería un cuadro por lo que Cross la estaba diciendo, pero... esa era la forma de ayudarla ahora mismo.

Me quede atónita ante lo que aquel hombre recién acababa de decirme. Si, si había visto varias notas en el diario que hablaban de ataques sobre esos monstruos de destellos morados...pero...yo ni siquiera había visto uno...no sabía con exactitud como eran...era imposible que un simple abanico pudiera hacer algo cuando ni siquiera yo sabía de que se trataba. El hombre me había tomado mi cabeza entre sus manos, logrando que toda mi atención se posara en el, eso causo otro sonrojo en mis mejillas.

Pero lo que me contaba era imposible, ese abanico simplemente lo había encontrado en una habitación abandonada en mi propia casa. Esto comenzaba a asustarme.

Disculpeme...y-yo solo encontre este abanico...n-no se de que se trata...p-pero yo..-Cerré fuertemente los ojos intentando buscar las palabras para decirle que lo que decía era algo imposible, pero mis reflejos actuaron antes que mi mente e hicieron que me diera la media vuelta y comenzara a correr en direccion contraria.Lo siento!!-Dije mientras seguía corriendo aún con los ojos cerrados, por desgracia no note el poste que se encontraba frente a mi y choque contra él, provocando que yo cayera al suelo al igual que mi abanico, enseguida me lleve una mano a la cara y otra a la cabeza, cuando me di cuenta de que en algún momento había comenzado a llorar, no se si cuando corría o cuando choque contra el poste...pero eran lagrimas involuntarias...iguales a las que salieron de mis ojos la noche que encontre este abanico en la habitación abandonada.

Asentí con la cabeza levemente-últimamente en mi habitación todas las noches sopla un viento bastante fuerte...pero mi ventana esta cerrada...y han sido dias bastantes calurosos..entonces....-Bajé la mirada, esperando que lo que dije fuera suficiente.

No estaba muy segura de lo que pasaba...pero si tanto insistía debía ser algo importante....Y aquel hombre no parecía ser malo. Parecía y sonaba raro, pero si podía hacer algo para ayudar a los demás estaría dispuesta a hacerlo.

Había escuchado que muchas personas habían muerto durante esos ataques, y con lo pequeño que era el pueblo la cantidad de gente bajaba cada vez más y más. No sabía que hacía, a decir verdad no sabía por que confiaba en aquel hombre cuando me costaba mas con las demás personas nuevas que conocía, pero algo medecía que debía ponerle atención y tomarme eso enserio.

-Dígame...¿Que soy capaz de hacer para ayudar?-Pregunté más decidida, abandonando toda intención por escapar de ahí.

Me quedé observando al hombre pelirrojo que se encontraba frente a mí, mostraba una expresión feliz y me guiñaba el ojo minutos después de preguntarme a lo que en este momento le buscaba respuesta. Acompañarlo conllevaba a dejar mi hogar y a mi hermano, cosa que no sería nada fácil de lograr.

Observé tras Marian, acechando la dirección por la cual mi hermano se había marchado a trabajar hace unas cuantas horas con una expresión que claramente denotaba preocupación.

Lo correcto claramente sería acompañarle...pues si llevaba conmigo el abanico cuando aquellas corrientes de aire se hacían presentes tal y como el había dicho, pero mi hermano probablemente se entristecería...y a mi no me gustaba eso...pero debía hacer lo correcto.

Abrí mi boca para dejar articular un débil si...pero en ese momento una explosión se dio en unas calles después, en un edificio...el terror me invadió al notar de que lugar se trataba con más exactitud, millones de personas huían del lugar.

¡¡Ahí trabaja mi hermano!!!-Grité mientras sentía unas lágrimas recorrer mis mejillas e instintivamente comenzaba a correr en dirección hacia aquel edificio sin dar aviso alguno de mi ausencia ni preocuparme por nada de lo que recién había sucedido. Ahora nada me preocupaba más que mi hermano mayor, la única persona en toda mi familia que me quedaba, la única que tenía...no podía perderla.

Yo sólo corría hacia donde la demás gente huía, centrada en saber solo si mi hermano estaba bien, no ponía antención a nada más. Podía escuchar como Marian me gritaba desde atrás, pero no hacía caso, sólo quería legar ahí.

- ¡Kohana, sigue detrás mio!

Antes de que me diera cuenta el me arrebasó olímpicamente con una rapidez increíble, lo observé unos minutos y seguí con mi camino, esta vez detrás de el.

Al llegar pudimos notar el edificio destruido y con enormes agujeros en las pocas paredes que aún no se desplomaban, ambulancias comenzaban a llegar y la gente se reunía alrededor del lugar. Todo parecía haberse controlado, pero no estaba segura pues la gente no me dejaba ver y aún no veía a nadie salir de aquél edificio.

Que les parece si jugamos un poco más?-Escuché una voz escalofríante provenir desde dentro, acto seguido, una explosión abrió paso entre la gente dejando ver a un monstruo que lucía terrorifico y qu me dejo en estado de shock. Pero entonces pude visualisar algo a la lejanía, recostado en una pared yacía mi hermano, lucía algo aturdido.

Hermano...-Articule antes de salir corriendo hacia el imprudentemente, sin siquiera precatarme de que aquel monstruo estaba frente a mi, lo pase y seguí corriendo en dirección hacia mi hermano. Este pareció enojarse cuando lo pase como si nada y comenzó a maldecirme, yo lo ignore y solo me centre en ir hacia donde se encontraba la unica persona que me quedaba de mi familia.

Tsk...maldita...-Dijo antes de comenzar a perseguirme, mientras que el resto de la gente pedía a gritos que yo0 me alejara del lugar. Pero no hice caso y seguí con mi camino.

Lo primero que hice al llegar donde mi hermano fue tirarme a sus brazos y darle un abrazo, al no recibir ninguna queja d dolor por parte de este lo aprete más aliviada.

-¿Estas bien?-Pregunté mientras deshacía el abrazo para examinarle con la mirada y asegurarme de que estuviera bien.

Si, aquellos monstruos atacaron sin previo aviso, yo pude escapar pero mis demás compañeros...ellos...se llenaron de pentaculos...y entonces..simplemente se desintegraron-Me dijo dolido por la perdida de sus compañeros, yo simplemente le volvi a abrazar. Pero en cuanto este abrazo se acabo mi hermano se quedo viendo fijamente a Marian con recelo, el hombre que previamente había usado esas armas tan extrañas para destruir a los monstruos. Yo me puse de pie y ayudé a mi hermano a incorporarse apoyando su brazo en mi hombro.

-Disculpa...¿Quien es usted?-Preguntó con desconfianza mientras me escondía detrás de el.

-Espera, el es bueno hermano...no nos hará daño-Intenté explicarle pero este no me hacía caso, era normal en el, no dejaba que nadie del sexo masculino se acercara a mi a más de un metro.

Mi hermano siguió observandole, desconfiado. Yo simplemente le pedí que hicieramos caso a lo que el nos decía, me apreto algo fuerte del brazo y comenzo a caminar tras Marian manteniendo una distancia de un metro y conmigo atrás de el sin permitirme por ninguna razón pasar al frente, donde estaría expuesta ante aquel hombre.

-Kohana, por ningun motivo te separes de mi-Me susurró al oido mientras yo era jalada hacia el, casi encima de su espalda.

-Y bien ¿A donde deberíamos ir?-Pregnto ignorando la pregunta que acaban de hacerle, al fin y al cabo, el tampoco respondió la suya.

Yo solo evadía la mirada de cualquiera de los adultos entre los que me encontraba, queriendo evitar cualquier problema que pudiera causarse.

- Pasareis hambre, así que... más vale que lleveis algo.

-...Yo iré por la comida...hermano tu quedate aqui con Marian-sama. ¿si?-Sonreí mientras me giraba a ver a mi hermano. Éste enseguida reclamó.

-E-Espera, no puedes ir...yo iré-Excusó

-No hermano, yo voy a ir, por favor tu quedate aquí para enseñarle a Marian-sama a donde podríamos ir.

-E-espera!!

-O bueno, si quieres tu puedes ir y yo me quedo aqui a solas con Marian-san...sin nadie mas...solo nosotros dos..-Die mientras sonreía discretamente, mi hermano en su vida me dejaría quedarme a solas con alguien del sexo opuesto, sobre todo cuando era mayor que yo.

-......-Se quedó mudo, al instante yo era empujada casi autómaticamente por el, quién me dio algo de dinero y luego me dio otro leve empujoncito. -Nohablescondesconocidos, tecuidasmucho-Me dijo atropelladamente mientras me acariciaba cariñosamente la cabeza y luego de nuevo me empujaba. Yo simplemente me despedí de ambos hombres con un gesto de la mano y una sonrisa.

Ya tenía la mayoría de las cosas, me encontraba caminando por las calles buscando algún puesto donde vendieran manzanas...lo cual por cierto resultaba bastante dificil. Llevaba ya dos bolsas en brazos y las manzanas sería ya lo último por tomar.
´
Entonces al fin visualize un puesto de las frutas a unos metros de donde me encontraba, feliz por hayarlo, corrí hacia donde este.

-"Al fin"-Pense mientras suspiraba, ya casi llegaba. Pero una explosión me impidío avanzar, me quede paralizada en cuanto me imagine que serían los mismos monstruos que atacaron a mi hermano anteriormente, y no estaba equivocada.

Al menos tres de ellos salieron de el agujero producido por la explosión, aunque estos lucían diferentes al anterior, estos tenían una forma esferica. Yo seguía ahí parada mientras la gente a mi alrededor huía despavorida, golpeandome de paso por accidente y sin molestarse en disculparse. `Para mi terror apenas los monstruos me localizaron de la nada comenzaron a perseguirme, mis piernas aún no me reaccionaban y en un impulso de desesperación me tire al suelo, aún sabiendo que eso no serviría de nada.

Ambos nos quedamos observando al General, quien parecía tener su ego al máximo.

-D-Dime...Kohana-chan...Kohana-chan va a tener que elear contra esos monstruos?-Preguntó repentinamente mi hermano, yo enseguida me giré hacia el, este solo me apretó más posesivamente.

-Kousuke...-Murmuré por lo bajo mientras le observaba,este tenía la cabeza gacha.

-Necesito saber...¿va a tener que hacerlo?-Insistío

El ambiente se volvio tenso e incómodo, yo aún seguía en brazos de mi hermano y comenzaba a lloviznar...

Era verdad, tendría que luchar contra monstruos como esos...no ma atrevía a decirelo....pero mi hermano aún no sabía nada de lo que Marian me había dicho previamente en nuestro encuentro.
Para ser sincera yo igual tenía miedo, no sabía como iba a pelerar contra monstruos como esos...pero quería ayudar..

Yo baje la mirada al igual que mi hermano, en verdad era dificil tomar decisiones, sobre todo cuando la mayoría de las veces Kousuke decidía por mi. Pero en verdad quería ayudar, tenía la oportunidad y no quería desperdiciarla.

Abrí mi boca para articular un "Quiero ayudar", pero mi hermano se me adelantó.

-No, no voy a permitirlo-Dijo mientras se incorporaba me dejaba a un lado de el para luego poner un brazo frente a mí, impidendome así poder pasar donde Marian.

-Hermano....-Intente hablarle, pero este me calló con la misma mano del brazo con el que me había impedido el paso.

-No voy a dejar que pelees contra esos monstruos-Aún seguía con la mirada baja, yo enseguida protesté.

-Por favor, dejame ir, no podemos quedarnos de brazos cruzados-Aparté su brazo y me adelanté donde Marian, quedando yo frente a él-Dejame yo tomar decisiones por primera vez, tu siempre lo has hecho por mi...pero si no tomamos medidas esto podría tornarse muy peligroso.-Cerré los ojos tratando de evitar su mirada, pero enseguida sentí que algo me jalaba del brazo, al abrir los ojos pude darme cuenta de que ahora el me tenía tan cerca, nariz con nariz, y sus ojos demostraban furia, no parecía tener intención de soltarme.

-¡¿Y se supone que debo dejarte morir solo por eso?!-Me grito, haciendo que diera un pequeño salto por el susto y que cerrara fuertemente los ojos, pero entonces sentí como de nuevo lágrimas comenzaban a recorrer mis mejillas.

Baje la mirada triste, era la primiera vez que veía a mi hermano tan molesto, ya ni siquiera cuando nos peleabamos su expresión se tornaba tan furiosa. Debía estar muy preocupado por mi, pero yo quería ayudar, no quería quedarme sin hacer nada cuando tenía oportunidad de hacer algo.

-Quiero hacerlo-Articulé decidida mientras alzaba la mirada, mi hermano enseguida me observó sorprendido, para luego relajar la mirada por una más triste.-Hermano...espero comprendas...yo quiero que tu estes seguro...quiero que todos estén seguros...

-¿Es eso lo que quieres?...-Esta pregunta me sorpendio, de nuevo me gire a ver a Kousuke, quien ahora tenía la expresión toricida entre preocupación y una sonrisa, yo también le sonreí cuando escuche esto.

-Si, es lo que quiero...-Mi sonrisa se hizo aún más grande.

-No me interpondré en tu camino...pero si quiero...quiero que te cuides...-Se acercó a mi y poso su mano en mi cabeza, mientras ahora me demostraba una sonrisa más feliz.

-Tenlo por seguro-Al instante senti como el se abalanzaba hacia mi, envolviendome casi posesivamente en un abrazo, yo simplemente se lo devolví sin decir nada, probablemente decir algo solo sería más duro para el.