Mision en Barcelona

Sentía que quería morirse y bajo aquel sonrojo que adornaba sus mejillas tas aquella descarada caricia, se escondía una bestia que ansiaba lanzarse y descuartizar a aquel tipo por ser tan atrevido y pretencioso. Escuchaba en silencio, ya que no creia lograr controlarse si abría la boca. Iba a replicar cuando aquel tipo le ofrecio bailar, pero cuando quiso darse cuenta ya lo estaba arrastrando a la pista de baile. Pervicial era un descarado y no dejaba de pegarsele y manosearle a la mínima, el procuraba finjir y le sonreia de forma encantadora, mientras intentaba seguir sus pasos de manera tan torpe que se hacía increiblemente tierna.

-Siento ser tan torpe... -se escusó al pisar al hombre.

-No se preocupe señorita -dijo el tipo tomandolo del mentón para que le mirase- una señorita tan bella puede pisarme cuantas veces desee.

Se sonrojó y apartó su cara de él con delicadeza, para que no se escamase.

-¿De donde saca todo este oro? -preguntó palpando descaradamente el traje dorado, por el pecho para que se distrajese y respondiera.

El tipo sonrió complacido.

-Digamos que Dios me lo concedió...

Al ver el ceño fruncido de "Antonieta" volvió a hablar, creyendo que estaba confuso cuando realmente estaba molesto.

-Mágia -se limitó a contestar con una sonrisa.

Hotaru lo imitó, buscando a Emma con la mirada para pedirle ayuda.

Cuando Emma vio que Pervicial y Hotaru se perdieron entre el mar de gente q bailaba, dejo su copa sobre la carola de un mesero y fue a revisar la casa.

Comprobo que su espejo aun estuviera donde lo habia dejado y fue a buscar la habitacion de Pervicial.

Reviso varias habitaciones hasta que encontro una donde habia piezas de oro pro todos lados, entro y cerro la puerta antes que alguien la viera.

Jarrones, platos, copas, incluso platones con fruta eran de oro, los sillones las cortinas la mesa... todo, Emma encendio una vela... por poco y la tira cuando se sorprendio al ver que habia al menos una docena de figuras humanas en oro, hasta una jaula llena de pájaros de oro, todas las figuras eran macisas, rodeo las esculturas analizándolas.

Un dia antes habia pasado por esa casa y aunque no habia visto mucho, ya que fue solo para dejar el espejo, pudo ver algunos sirvientes...

-- este maldito... -- Emma se llevo una gran sorpresa... frente a ella estaba un sirviente que habia visto el dia anterior, la escultura era su copia exacta, el sirviente estaba incado con las manos en posicion de ruego cara de angustia. Estaba claro... el tal Pervicial podía convertir cualquier cosa en oro.

Emma salio de la habitación y regreso al salón, debia contarle a Hotaru lo que habia visto...

Seguían bailando cuando una chica lo empujó sin pudor alguno, dirigiendole una mirada asesina al tiempo que ocupaba su lugar junto a Pervicial. Hotaru hizo un puchero, estaba encantado de separarse de ese baboso, pero las cosas tambien podían hacerse más delicada y educadamente. Pervicial se disculpó ante él, guiñandole un ojo, y comenzó a bailar con aquella chica. Suspiró y se acercó a una mesa donde habían unos cuantos manjares, quería seguir custionando a aquel tipo sobre esa "magia de la que hablaba". Coco salió de debajo de la mesa. Se había quitado el molesto lazo azul.

-Si, hazlo tu que puedes -dijo abatido tomando de un tirón una copa de vino.

Fue entonces cuando divisó a Emma que recien entraba en el salón.

-¡Leonor! -exclamó haciendole señas para que lo viera.

Emma vio a Hotaru a lo lejos y fue con el...

-- Antonieta, vamos al jardín un momento por favor -- dijo Emma con voz de urgencia

Ambos salieron.

-- Los he visto... a los sirvientes convertidos en oro, el tipo definitivamente trama algo para las chicas de este baile, debemos ser elegidas para posar, de otra forma no podremos ver como convierte a las personas en oro... te arriesgas? -- pregunto Emma con mirada seria

Pervicial las vio a lo lejos y les guiño el ojo, Emma sonrio amablemente y saludo con la mano.

-- si queremos permanecer debemos comportarnos encantadoras con "Midas" --

Hotaru la escuchó atentamente, sin apenas pestañear.

-Ese tio realmente se volvió loco -dijo sin poderse creer que hubiese alguien tan retorcido como para transformar a personas en oro, por pura codicia.

-esta bien, me arriesgo -contestó decidido a su pregunta- ¿Qué tenemos que hacer? oxó

-- Portarnos divinas, adularlo, el objetivo es quedarnos hasta el final, yo podría intentar emborracharlo pero es arriesgado, lo mejor sera esperar a que el se mueva -- dijo Emma

Ambos volvieron al salon.

Pervicial bailo con Emma durante un rato, luego con Hotaru, ambos seguian de cerca sus movimientos, el hombre pensaba que lo veían demasiado por que les parecia atractivo.

Al final de la noche, cuando "Midas" habia bailado con todas las doncellas hizo un anuncio:

-- Señoritas... me complace tenerlas aqui, sin mebargo es momento de anunciar quienes seran mis musas y quien sera mi esposa -- algunas se pusieron nerviosas, aunque Pervicial no era un adonis su riqueza era más que suficiente para atraer.

El hombre avanzo y tomo de la mano a dos chicas -- aqui dos de mis musas -- anuncio haciendo a las chicas sonreir complacidas, poco a poco fue llevando a algunas chicas al otro lado del salon mientras las llamaba "su inspiracion", finalmente se acerco a los exorcistas -- mi ultima musa -- tomo la mano de Emma -- y mi futura esposa -- tomo la mano de Hotaru

El salon se lleno de murmullos, "Antonieta" parecia muy joven para el hombre.

-- todas las demás... pueden irse -- indico el sujeto y con una señal los guardias escoltaron a las otras señoritas

En el salon no quedaron mas que las seleccionadas.

-- ahora señoritas... -- Pervicial se quito el guante izquierdo -- ... inspirenme... -- se acerco a una chica, toco su rostro y subitamente la chica se volvio de oro

La mano de Pervicial se veía extraña, parecia de un cadáver y tenia una marca en el dorso...

(off: si no te parece lo de la mano dime y edito el post ^^, se supone que su mano estara maldita)

Se quedó de piedra al oir la elección de Pervicial. Él su esposa!! Si ni siquiera era una chica!! Además... -la imagen de Lavi le vino inmediatamente a la cabeza- ...ni muerto se casaría con ese tipejo. Mientras estaba en sus cavilaciones el salón se vació y Percival se quitó el guante, descubriendo una mano de aspecto putrefacto. Hotaru puso una mueca de profundo asco y cuando vió transformar a esa chica inocente en oro le miró con odio. En seguida fue a tocar a la siguiente, que lo miraba con terror, paralizada. Cuando estaba a unos pocos centimetros de la cara, Hotaru le agarró de la muñeca, impidiendoselo. Coco bufó, erizando su pelaje hacia ese tipo tan despreciable.

-Ni te atrevas -le espetó el niño con voz fría.

Pervicial lo miró extrañado. Las demás chicas se escondieron tras él, asustadas.

-¿Qué ocurre, preciosa...?

Afuera, en el silencio de la calle se abría una especie de portal. Dos siluetas se dibujaron, una más alta que la otra. Ambas eran dós féminas que lucían elegantemente. Ambas comenzaron a caminar hacia la entrada de lo que parecía ser un edificio con estilo algo gótico. El ambiente le acompañaban a la perfección.

Al llegar a la puerta principal un guardia les retiene y la mas alta le entrega un sobre con un extraño sello. El hombre no necesitó si quiera abrirlo y ver el contenido. Sólo con ver el nombre de cierta persona le bastó para dejar entrar a las jóvenes. Una de ellas, la más baja pelinegra vestía con un largo vestido negro ajustado [https://2img.net/r/ihimizer/img147/3570/tailerdress2redone1aw3.jpg] con un moño del mismo color en la cabeza. Sus orbes rojizos contrastaban totalmente llamando la atención al entrar.

- por favor, pasen por aqui. El joven está ocupado, pero por ser ustedes pueden pasar.

-gracias.-dijo la mujer alta

La pelinegra no dijo nada y entro, no sin antes tocar. Al entrar ve dos esculturas de oro y varias mujeres ahi dentro cosa que no le dió importancia alguna. Caminó hacia el jóven y sin dudar le arremetió con una cachetada.

-podrías dejar de hacer eso... al menos no en mi prescencia por favor.- dijo seriamente mientras la mujer que le acompañaba estuvo apunto de detenerla pero fue inutil. - déjalas, yo me encargaré después. Tengo que hablar contigo seriamente.- dijo bajando la mano mirando directamente a los ojos al tipo aquel.

Hotaru se quedó helado ante la intrusión de esas chicas, y más aún cuando le abofeteó de esa manera. No entendían quienes eran y más aún cómo podían hablar con tal naturalidad de lo sucedido, frunció el ceño, sin quitarles la vista de encima. Coco se escondió bajo el vestido. Pervicial estaba paralizado, casi aterrado. Iba a preguntarles quienes eran cuando aquella chica volvió a hablar. ¿Se ocuparía de ellas? ¿Necesitaban hablar? Todo aquel asunto le olía a chamusquina. Decidió callarse para ver como se sucedían los acontecimientos.

[off siento la espera x_x ]


Ignoró por completo a las féminas que estaban ahí. Su acompañante se encargó de sacarlas con toda educación y cortecía como era de suponerse pero sólo dos de ellas se quedaban ahí.Reverie se dió cuenta de aquello y se giró hacia la ojiverde que estaba detrás suyo.

-Disculpame, ero tengo que hablar con él a solas, nos das unos minutos por favor...es de suma importancia.

con una amable sonrisa se dirigió a esta esperando alguna respuesta positiva. No quería dormir a nadie todavía. Se ahorraría aquello si fuese necesario.

Desde lejos le hizo señas a Hotaru, habia escuchado todo el alboroto acondida tras el marco de la puerta, la chica parecia sospechosa y antes de sacar conclusiones decidio que era mejor esperar, al menos el tipo no seguiria haciendo oro a mas chicas. Esperaba que Hotaru entendiera sus señales.

Hotaru vio de reojo las señales de Emma y asintió levemente, de modo que sólo ella lo viese. Sonrió de vuelta a aquella mujer, a pesar de que e fiaba ni un pelo de lo que pudiera hacer con Pervicial, temia que se les escapase ese degraciado.

-Esta bien, disculpe -dijo con una máscara de absoluta y perfecta amabilidad, uniendose a las demás chicas, que estaban algo asustadas mientras observaban las estatuas de Oro.

-Sácalas de aqui, por favor. -dijo la pelinegra a la joven que le acompañaba, la cual asintió solamente y comenzó a guiar a las mujeres fuera de la sala peor algunas, por la impresion no respodían al llamado de la joven.
La pelinegra se desesperó y tomó al sujeto del brazo jalándolo y llevándolo a otra parte de la habitación.

-escuchame bien...vengo de parte del Conde... me podió que viniera ¿qué necesitas ahora?- seca y discretamente se dirigió al sujeto

-- Inocencia... activate... -- indico Emma en un susurro -- nivel 2... casa de los espejos... -- El espejo de Emma copio el entorno y Emma lo reflejo sobre ella, permitiendole avanzar por el salon sin ver vista hasta donde estaba Hotaro, esa habilidad seria la unica que podria usar en esta mision, no le hacia mucha gracia solo poder esconderse pero no habia alternativa.

-- Ho-kun -- susurro muy cerca del oido de su compañero -- soy Emma... no te asustes, estoy usando mi inocencia --