Allen lo sabía, por Dios que lo sabía. Pero no podía evitarlo. El sólo hecho de ver todas aquellas almas atormentadas lograban que el quiciese salvarlas por todos los medios. Nadie se merecía algo tan horrible como por lo que sufrían los Akuma. Era injusto.
Pero también era injusto para sus amigos que el quiciese llevar todo ese peso él sólo, lo sabía, más no podía evitarlo. Debía hacerlo...tampoco quería ver preocupados a sus amigos y familia por su egoísmo. Decidió calmarse, y comprenderse a sí mismo y sus limitadas capacidades como ser humano; el no había podido hacer mucho, y era eso comprensible.
Suspiró más calmado y le correspondió el gesto a Lenalee con otra sonrisa que iluminó su abatido rostro. Ya parecía estar mejor.
-Lo sé muy bien Lenalee. Lo siento mucho, y gracias por todo, en verdad -musitó el chico conmovido por los esfuerzos de su compañera para que se sintiese mejor. En verdad lo agradecía mucho. Lenalee era una chica muy atenta para con su familia, que eran todos los de la orden incluído él mismo.- No quiero que te preocupes por mí, ya estoy mejor. En vez de eso descansa hasta que te recuperes, por favor, yo me iré comer algo para no interrumpirte y luego también dormiré un poco -dijo llevándose distraídamente la mano a la cabeza. Sonreía ameno- Le tomaré la palabra a Hotaru... él también ha sido amable conmigo. Se lo agradeceré en cuanto lo vea.
Dicho esto se dirigió hacia la salida de la enfermería. También tenía que pensar en el asunto de la carta. Habiendo bajado el peso de la culpa por lo pasado en Saint Le Monde, se sentía más capaz de enfrentar esta nueva prueba que se le ponía en frente. Su próximo destino al salir de la Orden: Norte América. Respiró hondo, mostrándose con determinación y se volteó nuevamente a ver a su compañera convaleciente.
-Nos vemos mas tarde, Lenalee. Y nuevamente te lo agradezco...gracias -a Allen no le pudieron salir otras palabras más sinceras que aquellas. Lenalee era una persona muy preciada para él. Siempre estaba allí, contigo en los peores momentos, preocupada por tú bienestar.
Sin decir nada más se retiró de la enfermería. Timcanpy hábilmente pegó un salto de la almohada y planeó hasta posarse en la cabeza del albino, su lugar favorito, incluso antes de que este se perdiera por los pasillos.
[Cambio de escena]