La noche oscura se había lanzado sobre Riza cuando ella apenas había escalado la mitad del precipicio. Cuando había empezado esta peligrosa aventura el sol aun brillaba.
Tenía las manos llenas de heridas y sus extremidades le dolían. A ella no se le daba muy bien la escalada pero, al ver que muchos salientes de la roca facilitaban el trabajo, se decidió por subir.
Llevaba una mochila con sus objetos personales y una maleta que colgaba ligada a la mochila. A Riza le preocupaba que la maleta cayese, ya que dentro había la mayor de sus pertenencias: su perro Black Hayate.
- Oh... ¡aleluya! - exclamó la chica cuando pueso su mano en el suelo, era el final del trayecto. - Ya me dijo mi maestra que sería muy duro... si todos los exorcistas han de pasar por esto no habrá ni uno. - andaba con paso ligero a través del bosque en busca de una puerta. "Una vez hayas pasado el úñtimo obstáculo (el precipicio) una puerta muy rara te hará un registro." Recordó las palabras de su maestra Klaud.
Al fin llegó a la puerta, tenía ojos y boca, era muy rara de verdad. A Riza le entró un escalofrío cuando se puedo delante.
- H-hola... soy la nueva exo... - antes de terminar la frase la puerta chilló.
- ¡¡UOOOOOOOOOOOHHHHHHHHH!! - la chica se asuntó, pero no se movió de sitio. - ¿Qué es eso que llevas en la maleta?
- E-esto... - la chica vaciló un momento. " ¡Ya está me han pillado! ¿Y ahora qué? No se si me dejanrán tener al perro dentro..." Pensó rapidamente una respuesta y, decididamente, dijo - ¡Un pollo!
-¿U-un pollo? - se extrañó la puerta.
- ¡Sí! Un pollo. Es un obsequio para el supervisor.
- Muy bien... ¡adelante! - ella respiró tranquilamente.
Las puertas de la Orden Oscura se abrieron ante Riza. Por fin ella podría cumplir su sueño, protegerle.
Pero entonces unas palabras de su maestra se posaron en su mente: "A si Riza... una última cosa... ¡cuidado con el supervisor!"