En el Comedor de la Orden.

Hotaru entró en el comedor, con Coco caminando casi pegado a sus pies. Se sentía realmente extraño, con unos sentimientos totalmente contradictorios, entre alegre y deprimido. Cuando se acercó a la ventanilla Jerry lo saludó calurosamente, como siempre, como a todos. Otro personaje que al niño le resultaba familiar. Le devolvió la sonrisa, tan autentica, pero mas apagada.

-¿Qué vas a tomar, cielo? -preguntó el cocinero.

Se llevó un dedo a los labios, pensativo.

-Mmmm... ponme sólo un tazón de ramen, Jerry -pidió dejandose caer sobre la ventana, esperando pacientemente.

-Oído~! -respondió con tono cantarín. Mientras que en la cocina había un gran revuelo su voz se distinguió sobre el resto de sonidos- No se que os pasa a los niños ultimamente -comentó con cara de preocupación- Se os ve decaidos y tristes cuando normalmente soleis ser la alegría de la casa.

-Será una enfermedad -inquirió Hotaru con una sonrisa cálida, mientras cogía su bandeja, en la que además de su ramen había un dulce y un par de sardinas- Muchas gracias Jerry n.n

-Alegrate, que sin tu ánimo de cascabel, los atracones y sonrisas de Allen-kun, los arrebatos homicidas de Kanda-kun y las bromas pesadas de Lavi-kun, acabare muriendome de pena -se quejó el cocinero, pellizcandole una de sus mejillas.

Él asintió y se sentó en una mesa cercana a tomar su sopa, junto a algunos buscadores con los que solía conversar. Coco se subió a la mesa y comenzó a comer sus sardinas tranquilamente.

Cuando acabó de comer y se iba levantando, un golem se le acercó, comunicandole que Komui lo esperaba en su despacho. Asintió y, despidiendose de sus acompañantes se dirigio hacia allá.