Fanfic colectivo navideño - The Christmas Cronicles

Última edición por Dream Theater el Jue Dic 18, 2008 11:07 pm, editado 1 vez

Fanfic colectivo navideño – The Christmas Cronicles.

Normas del fanfic colectivo.

- Orientar la trama que desenvuelve su personaje mediante las condiciones preestablecidas, eso incluye el primer turno y demás.

- El tipo de redacción debe ser en tercera persona, como si se estuviese relatando a modo de historia las acciones de los personajes participantes.

- El orden de aparición de los personajes también puede influir en lo que los usuarios se demoren en integrarse al fanfic colectivo. Es decir, si alguien más decide unirse automáticamente se anexa de último lugar en el listado de turnado y tiene que moldear su entrada conforme a lo que ya halla acontecido, con lógica y mucha creatividad.

- Las dudas o problemas que se tengan con respecto al fanfic o al turno de algún usuario resolverlo por mp, no se admitirá el “Off topic” ya que esto no es un tema de interpretación. En caso de que quieran aclarar algo de su turno pueden anexarlo como especie de “N/A” (nota de autor) justo después de culminar la parte a explicar. Ejemplo: “¿me pasas el wasabi, Allen? – le preguntó el pelirrojo al chico” (N/A: wasabi es un picante japonés muy fuerte).

- Recordad que para evitar confusiones solo podrán manipular a su personaje escogido, a menos que queden con otro autor de manipular en ciertos turnos el personaje ajeno, en ese caso notificar por mp a los administradores.

- A partir de ahora no estamos actuando como rolers en este tema, sino como autores de la historia de nuestro(s) personaje(s) la cual se puede ver afectada por las acciones de otros o de vosotros mismos.

- Importante: Los turnos deben tener la menor cantidad de Errores Ortográficos. Se recomienda escribir antes el turnado en Microsoft Office Word para así corregir las palabras. Si un usuario escribe errores gramaticales Obvios (por ejemplo: ola en vez de Hola) se le hará un llamado en MP o por MSN. Si esta situación se repite por lo menos tres veces (o en tres turnos), se expulsará a este miembro del fanfic colectivo y tendrá que anunciar la retirada en el rol creativamente.

- Y la más importante norma. ¡Disfruta en grande y pasa una Feliz Navidad ^^!

Condiciones del fanfic.

Para los exorcistas:

- Lugar: Orden Religiosa Oscura, sede europea – Londres, Inglaterra.

- Clima: Frío, nevada sin indicios de tormenta.

- Ambientación: Navideña.

- Hora: Acabando de anochecer.

- Situación: Es víspera de navidad y los exorcistas toman un respiro, celebrando la llegada de la nochebuena con una celebración bastante acogedora para con los miembros del personal de la Orden y los mismos exorcistas. Como es evidente también se celebra el cumpleaños del joven Allen Walker quien llega a la edad de 16 años, Allen no sabe que sus compañeros traman una fiesta sorpresa para él (sus amigos y hasta los otros miembros del personal) pero lo que nadie sabe es que aquella noche de alegría y celebración puede acabar en un caos completo.

Para los Noé:

- Lugar: Arca Negra.

- Clima: Afuera una nevada intensa, por dentro un reconfortante calor.

- Ambientación: Navideña – Gótica.

- Hora: (no se percibe tiempo pero sincroniza con el de Inglaterra).

- Situación: Al Conde nunca le gustó la época de la navidad aunque siempre se lo ha tomado con naturalidad, considerando que es un tiempo de armonía para los humanos este decide hacer de esta un terror inolvidable para todos. En este momento ha reunido a algunos miembros de su familia en una cena navideña bastante ostentosa para discutir sus planes con respecto a esta nueva navidad.

Participantes:

- Allen Walker

- Azaley Boussingault

- Azura Blair

- Conde del Milenio

- Jasdevi

- Kanda Yu

- Klaud Nine

- Komui Lee

- Leos Soult

- Mana Valentine

- Rose Renier

- Tyki Mikk

- Reverie Metherlence

- Chaos Schwarzen

Turnado:

1. Komui Lee.

2. Kanda Yu.

3. Azura Blair.

4. Mana Valentine.

5. Leos Soult.

6. Klaud Nine.

7. Allen Walker.

8. Rose Renier.

9. Azaley Boussingault.

10. Jasdevi.

11. Tyki Mikk.

12. Conde del Milenio.

13. Reverie Metherlence

14. Chaos Schwarzen

¡Comienzen!

Navidad, tiempo de paz, tranquilidad, felicidad y sobre todas las cosas ¡Libre de trabajo! ¡Si!

Oh si, afuera se podía percibir la nieve blanquecina adornando los alrededores como una fantasía, adecuándose a la época el invierno fue bien recibido por los ciudadanos ingleses quienes felices culminaban sus compras para la sembrina. En el interior de la Orden todo estaba decorado por lazos rojos, luces navideñas (algunas bastantes escandalosas, culpa de vuestro querido supervisor), peluches, guindarlas, y por supuesto, un enorme y llamativo árbol navideño que se alzaba en todo el centro de los pasillos de la Orden.

- Bien, con esto ya hemos acabado – dijo Reever al culminar su empresa con los últimos adornos para el gigantesco pino – por cierto, ¿alguien sabe donde se metió el supervisor? – preguntó el australiano a sus compañeros, los cuales se miraron unos a los otros negando con la cabeza. El rubio se cubrió el rostro con la mano en señal de preocupación ¿qué parte de “Komui es peligroso en estas épocas” la gente no entendía aun?

En respuesta a sus preguntas, un estruendo sacudió peligrosamente el árbol de navidad así como el mismo suelo e hizo tambalear a todo el mundo. El peligro había llegado.

Komui quien lucía ahora un gorro navideño y un traje rojo parecido al de Santa Claus se elevaba en una especie de plataforma robótica desde el suelo tras el árbol de navidad, los científicos temieron más por ver su trabajo de cuatros horas arruinado que por la seguridad del chino, que se carcajeaba jactándose de su nueva creación, en la cual se encontraba encima.

- ¡Su-supervisor, lo había prometido! – le reclamó Reever intuyendo que aquella cosa era un nuevo invento, un nuevo desastre – ¡nada de inventos esta navidad!

- ¡Pero Reever! ¡¡Es por el cumpleaños de Allen kun!! – chilló el hombre ofendido como si esa fuese suficiente excusa como para faltar a su promesa. Todos pusieron caras de preocupados mirando hacía ambos lados, se suponía que la fiesta de Allen era un secreto, que por culpa de ese cacharro estaba en peligro.

- ¡Este no es cualquier regalo….! ¡Es Santa Komurin! – presentó con ilusión. El robot si bien era un poco diferente a sus antecesores Komurin’s, este tenía el aspecto de un Santa Claus robótico gigante, si, ese era la descripción ideal. A todos les inspiraba más terror que la alegría paternal del viejo Santa.

- ¡Ashh…¡ - se cubrió la frente y los ojos con una sola mano en señal desesperación, madre calvario el que les esperaba ahora – que hemos hecho mal… Allen perdonanos…

Mientras, en la sala de entrenamientos, se encontraba, como era de costumbre meditando tranquilamente. Algo que parecía una muy ligerísima sonrisa se dibujaba en su rostro, aquello estaba demasiado tranquilo para ser algo bueno.
A decir verdad hacía tanto que no estaba tan tranquila la Orden que ya se olvidaba de cómo se sentía aquel silencio. Todos ocupados con algo, el supervisor sin quejarse del trabajo incontable que tenía, su maestro sin fastidiar pero sabía que eso duraría poco. Unos días tal vez. Pero entonces aquello terminó estrepitosa y bruscamente cuando escuchó afuera un ruido estruendoso. Abrió primero los ojos manteniendo la misma posición, podría ser algo cualquiera, alguien se abría caído pero entonces se escuchó más ruido seguido de ese.
-¡Chih!... ¿cuándo podré descansar en paz…?- mientras se levantaba tomó su espada enfundada y caminó hacia la puerta y se asomó.-Nada…ese Komui…-
Antes de volver escuchó ruidos familiares y echó un pesado suspiro. Se volvió a la puerta y camino con algo de prisa hacia el lugar donde provenía aquel ruido.
Entonces, lo vio. Aquel robot enorme y con abundante color rojo había destruido el pino de navidad que los científicos tanto habían tardado en poner y arreglar. Otro “chih” salió de su boca.

Se encontraba en su habitación descanzando, recostada en la cama miraba el techo, suspiró y se alegró de que la paz reinara, también estaba emocionada por la Navidad ya que seria la primera que pasaría con su nueva familia por asi decirlo, también conocia la otra celebración que se llevaria a cabo para el peli-blanco que ni sospechaba sobre la gran sorpresa que se llevaria.

-que agradable es esto-se dijo para sí y cerró los ojos por un momento, comenzaba a adentrarse en el sueño, sin embargo un fuerte estruendo la desperto de golpe- ¿eh?...¿Qué fue eso? -se levanto y abrio la puerta de su habitación para salir de esta y acercarse al gran salón-

-¿Q-Qué demonios es eso?!- se exalto al tener frente a sus ojos a aquel inmenso robot con aspecto de Santa Claus, también pudo ver ahi al supervisor- Komui.....-dijo suspirando-

La colorina estaba en en su cuarto, senatada en una cómoda silla mientras sobre la cama, en un pañuelo blanco iba depositanto piesa por piesa las partes de sus pistolas, su cabeza estaba ocupada pensando en la fiesta de celebración del albino y en estas fechas. Cuando sacaba el cañón de una de sus armas un estruendo remeció el lugar y la joven miró para todos lados "solo debe ser alguna prueba fallida" se dijo a si misma volviendo a su labor, pero de pronto, un nuevo remezón la sacudió y entonces cual insulto llegó el nombre de su querido supervisor.. "Komui!".

Dejó sobre el pañuelo sus implementos y con la otra pistola guardada en la cartuchera bajo su brazo salió al pasillo, a lo poco avanzado pudo ver a Reever terminando el árbol de pascua, a los investigadores y algo más de gente, entre ellos a Azura y a Kanda... pero lo siguiente que vió la hizo quedar pegada al piso de la impresión, un robot enorme, vestido de rojo, cual Santa Claus en estas fechas y para su pesar una nueva invensión del chino amenazaba la orden... -Adiós a la paz.

Invitado

Leos como siempre se encontraba en su habitación, descansando y meditando todo lo que le pasaba cada día. Estuvo meditando un buen rato, -por fin tengo un poco de tranquilidad para poder reflexionar las cosas-, se levanto y se dirigió hacia su ventana, ahí empezó a mirar hacia el exterior, veía como la blanca nieve caía del cielo, y el habiente navideño que se sentía, y recordaba también el cumpleaños del joven Allen Walker,-¡así que es el cumpleaños de Allen y junto se viene la navidad!-dijo estirando su cuerpo, despues de haber estado echado un momento.

Se dirigió a ponerse su ropa, al terminar de vestirse decide caminar por la orden,- mmmm…. Parece que al fin hay paz, ¿será que la navidad cambia a las personas?-dijo dudosamente, cuando de repente, escucho un alboroto en el gran salón, se dirigió acelerando el paso,-¿que estará pasando?, ¿parece que la paz llego a su fin?-dijo mientas se acercaba mas hacia el gran salón, al abrir la puerta y entrar, vio un gran alboroto y un robot vestido de rojo,-¿Qué es eso?, seguro komui y sus inventos…¬¬’ –dijo con un poco de sarcasmo.

No se percató de la hora hasta que apartó su ojo visible de los párrafos de aquel libro de cuartada negra satín y la fijó en el reloj de agujas que señalaba con claridad las cuatro de la tarde. En su mente calculó el tiempo que llevaba en aquella sala apartada, unas tres o cuatro horas quizás, leyendo esa novela bohemia sentada en el sillón de cuero blanco frente a una mesita de estar, sobre la misma estaba su compañero primate quien se deleitaba con las castañas peladas que reposaban cobre un cuenco de plata, su mascota le devolvió la mirada cuando ella se dedicó a mirar si había hecho un reguero. Gracias a Dios Lau tenía modales, lo que resultaba irónico al compararlo con otros miembros de la Orden como por ejemplo uno de sus colegas con quien pasaba más tiempo, Winters Socalo. Le sonrió de manera afectuosa.

Más su paz, se vio interrumpida por un leve estremecimiento que sacudió los muebles de la estancia, Klaud de forma instintiva se aferró del respaldar de los brazos con las manos y su pequeño mico hizo lo propio acorde a su naturaleza voló espantado al regazo de su dueña.

- ¿Qué ha ocurrido? – preguntaban unos científicos del departamento de ciencias quienes iban por los pasillos.

- Es el supervisor ¡la ha armado de nuevo! – dijo otro, reconociendo en el acto la voz de Jhonny.

Cuando pareció finalizar aquel breve escándalo, no pudo evitar el mirar hacía la puerta, la cual por el temblor se había abierto y dejaba ver el pasillo. Exhaló un suspiro resignado comprendiendo que la paz de aquella noche buena había llegado a su fin ¿qué le hacía pensar que alguna vez la Orden podría tener una Navidad normal, o por lo menos pacífica? En realidad nada, solo se había dejado llevar por las cuatro horas de relajación total.

Torció el gesto en una mueca de fastidio como si todo lo que quisiera fuese el quedarse allí en su respaldo a continuar la obra bohemia, más sabía que si se le dejaba a sus anchas a ese maniático que tenían por supervisor le daría por destruir la Orden Oscura entera ~~y con ella la Central~~. Masculló inaudiblemente algo parecido a “Komui…” “es nochebuena” “debería haber paz” Al diablo, una vez más todo al garete si es por Komui Lee.

Sin pensárselo más salió con prisa de la estancia con la agilidad de una bailarina al andar, dejando solo la estela de un rítmico toqueteo de tacones como si golpeasen paredes huecas.

El ruido le obligó a abrir los ojos, urgiéndole su instinto mirar qué pasaba.
Los entreabrió perezosamente y se topó con el techo de su habitación, que le confirmaba que todavía seguía en la Orden y no se trataba de un ataque Akuma en alguna misión.
Entonces, ¿Por qué hacían tanto ruido allá abajo?
Había gente que quería dormir. ¡Él quería dormir!
Otro ensordecedor rugido, y el piso entero se sacudió con este. La lámpara que colgaba en el techo de su cuarto empezó a sacudirse violentamente de un lado a otro por el brusco y anómalo movimiento.
Allen se sentó en el borde de su propia cama y se llevó las manos a su cabeza agarrándose los cabellos, incapaz de decir algo pues su voz aún seguía dormida.
Tenía, antes que nada, que organizar sus propias ideas en su mente, puesto que incluso para él todo era un caos en su interior. Las escenas que pasaban por su cabeza, e incluso sus propios pensamientos los escuchaba y veía casi a través de una vidriera empañada: borrosos.
Sus ojos buscaron instintivamente el reloj que descansaba sobre la mesita de noche, y este le indicó que ya estaba a punto de ponerse el sol.
Ah, no era de mañana.
Ahora que lo recordaba, él mismo se había dirigido a su habitación justo después de desayunar y bromear un rato con sus amigos directo a hacer una pequeña 'siesta'. Las anteriores misiones habían sido duras y no había tenido tiempo ni para hablar.
Y vaya siesta. Parte de la mañana y toda la tarde valían mucho. Estuvo haciéndolas de perezoso todo este tiempo, justamente en un mes especial.
Sí, ya su mente captaba en qué época del año estaban. Una sonrisa curvó sus labios silenciosamente cuando su mente proyectó imágenes y recuerdos antaños. Las navidades que había pasado con su padre adoptivo, Mana, habían sido las mejores de su vida. No eran gran cosa, pero para él valían muchísimo.
Y bueno. Hoy sería la primera navidad que pasaría en la Orden oscura. Desconocía totalmente cómo eran las cosas allí, pero esperaba que fuese al menos como todas las navidades 'normales'. Paz, armonía, un arbolito y adornos decembrinos.
Sin olvidarnos del Pavo horneado, ni el pan de jamón. Y, claro, todas aquellas comidas deliciosas que servían siempre.
Ahora que podía pensar con claridad, estaba listo para salir y enfrentar la Orden tal como estaría en aquel instante. A pesar de sus ilusiones por buenos deseos y un lindo ambiente, la realidad parecía ser otra cosa. Esos estruendos reflejaban la verdad absoluta del asunto.
Suspiró y se encaminó a la salida de su cuarto, no sin antes echarse una ojeada en el espejo para apelmazarse un poco el cabello. No le tomó mucho tiempo la operación, y salió.

Los pasillos en aquel alto piso estaban desiertos. La gente debería estar abajo entonces.
Allen soltó un bostezo que cubrió con su mano perezosamente. Iba casi arrastrando los pies; aún no se le pasaba el efecto de la duermevela.
Se preguntó en qué lugar estarían sus amigos.
-Quizá estén en el departamento científico, con Komui-san y los demás -dijo para sí mismo, empezando a sentir de nuevo la fuerza renovada del descanso. Sonrió para nadie en especial y declaró:- Creo que iré a verlos. Probablemente necesiten ayuda en las decoraciones.

La pequeña noé de ojos bicolor se hallaba en su habitación tomando un relajante baño, aunque preferiría estar observando la nevada. La nieve siempre le había encantado y cuando era más pequeña se había pasado horas construyendo figuritas de nieve, pero ya era un poco mayor para jugar con la nieve, además igualmente la navidad se tenía que pasar en familia y dudaba de que su familia quisiera estar en el exterior con ese frío cuando se podía estar en el arca.

Acabó de bañarse, se puso un yukata [N/A: los yukata son unos kimonos simples hechos de algodón que se se usan comúnmente para dormir, para los baños termales o como vestimenta de verano], salió del baño de su habitación y se vistió con un vestido negro bastante elegante [N/A: aquí la imagen https://2img.net/h/i228.photobucket.com/albums/ee37/proscopio/anime/yuki_cross.jpg ]

Luego se dirigió hacia el salón para ir a la cena, pero durante el camino se distrayó observando el arca, todavía no se acostumbrava a vivir en un sitio taaaaan enorme y lujoso que tenía jardín, biblioteca y muchas más habitaciones... No se había dado cuenta de que mientras se distraía observando se iba por un pasillo que no conocía, y cuando se quiso dar cuenta ya estaba perdida.

- O.O Aish! Me volví a ir por pasillos desconocidos, soy un desastre -.- - Pensó en voz alta - A veeeer, por dónde he venido? No debería ir tan distraída por el camino, hubiese sido mucho mejor esperar a alguno de mis hermanos - Empezó a buscar por los alrededores a ver si encontraba el camino de ida al comedor o a alguno de sus hermanos que la pudiese ayudar.

Las cosas para Jasdevi iban…normales. Sí, normales era la palabra adecuada.

No se encontraban a esas horas, como acostumbraban, en su habitación escuchando de su música preferida, no. En este día, tan especial, en la víspera de la Navidad, ellos optaron por realizar algo más especial y… convencional.

-¡JASDEVI-TAMA! ¡PAREN AHORA MISMO, LERO! –vociferaba el paraguas tutor de los Noé fuera de sus casillas.

Justamente Lero trataba de hacer lo imposible por seguirles el paso a los gemelos, que iban montados en una yegua (si, justo como han leído) y cabalgaban a toda pastilla con esta por las inmensas calles de la ciudad del Arca Negra, parecida e idéntica a la de Noé, antiguo hogar de la familia.

-¡BASTA, LERO! ¡BASTA!

Aquel caballo hembra canelo frenó sobre sus propias patas y casi hace que Jasdero saliera volando hacia delante, si no fuera porque su propio gemelo lo sostuvo con firmeza de los hombros desde su posición. Devitt se alargó hasta llegar al cuello de la yegua y le acarició suavemente el lustroso pelaje que nacía desde lo alto de su cabeza hasta el comienzo del lomo.

-Tsk. ¿Has visto, estúpido paraguas? –Señaló el moreno con una carga de irritación en su voz tan repentina como su cambio de humor, y entonces gritó:- ¡La has asustado, imbécil!

-Ya, ya, no pasa nada bonita –habló Jasdero tratando de consolar al animal, acariciándole las costillas con suaves palmadas.- Ese horrible fenómeno no te volverá a asustar, jíii.

La cara de Lero ahora era de incredulidad y sorpresa. Sabía que Jasdevi, incluso con sus bobadas, podían ponerse de muy malas pulgas. Pero no se los imaginaba así por eso.

-¿Fe-fenómeno yo, lero? –balbuceó.-

-Aparte de anómalo, retardado –bufó Devitt.- ¿Podrías dejarnos en paz al menos por esta noche, lero? –Preguntó fulminando al paraguas con la mirada.-

-No puedo, Lero –los dientes del moreno rechinaron irritados, y Lero empezó a entender cuán importante era ser cauteloso en momentos como aquel.- Al Conde-tama no le gustará esto, lero. A él no le agradan los animales –puntualizó.-

-¿Y eso que nos importa? –preguntaron al unísono los gemelos con el hastío reflejado en sus caras.

-¡Deben sacar a este caballo inmediatamente de aquí, lero! –reclamó a gritos, y la mirada que recibió en respuesta no era específicamente la esperada. La yegua por su parte, resoplaba nerviosamente por la presencia de él.

-¡No le hables de esa forma a Canela, lero! –espetó Jasdero a la defensiva, remedando más que nombrando al cara de calabaza.- Ella se quedará aquí hasta la cena de navidad, jíii.

-¿Canela? –La expresión de lero demudo a la sorpresa pura.- ¡¿Incluso le han puesto nombre, lero?!

-¿Hay algún problema con eso? –respondió tajante Devitt.

Iba a responder. Cómo no. Pero Jasdero se le adelantó, saltando hiperactivamente y señalando un lugar entre la calle por donde hacía unos momentos cabalgaban con la susodicha “Canela”.

-¡Devitt, mira! Es Rose –exclamó divertido, mientras su gemelo volteaba a mirar a la aludida, que daba la impresión que…se había vuelto a perder.

-¡Rose! –llamó el mayor de los gemelos.- Eh, Rose. ¿Qué te trae por aquí? No me digas… te has vuelto a perder.- no era una pregunta, sino una afirmación.

Escuchó ruido afuera & no le pareció demasiado agradable; trasfruncir el ceño, se encaminó hacia la puerta de su habitación & la abrió con su diestra, girándola hacia la derecha & empujándola a su vez hacia afuera: Allí se encontró con la causa del alboroto. Hallábanse afuera una muchacha con los ojos de distinto color & un par de "hibridos" -como le hubiese llamado ella en su momento- con raras vestimentas.

-Vaya... Qué tenemos aquí. -Sonrió de manera inclinada, sin embargo, privándose de omitir amabilidad.- Qué monada~ -Dijo, aproximándose poco a poco a donde se encontraban ellos; meciánse a la vez las blancas telas de su elaborado faldón con encajes & rosas azuláceas surcidas a sus orillas, que pendían de un hermoso corsé.- ¡Por fin alguien que sabe vestirse! -Exclamó, fascinada.

Desvió su mirada hacia los otros dos: Le halló gracia a sus vestimentas & les dió el visto bueno con una sonrisa.

-¿Quiénes sóis vosotros? -Interrogó, parpadeando un par de veces antes de proceder dignarse a mirar hacia una ventana que había cerca de allí, donde pudo ver la blanca nieve cayendo.- Yo me llamo Azaley... Azaley Boussingault; encantanda de conocerlos. -& volvió a mirarlos, cogiendo con sus manos cubiertas por blancos guantes, las telas del faldón para poder reverenciarse.

Exhaló un suspiro a medio camino, de lejos podía ver a Jasdevi montando la condenada yegua que acabañaban de traer de quien-sabia-donde ¿Es que no tenían suficiente con el pollo? ¿Planeaban montar una granja o hacer una verdadera representación del arca de Noé con todos los animales que trajesen de sus misiones fallidas? Alguien tenía que darle una buena tundra a esos gemelos. Él encantado de ser esa persona. Se aproximó a paso calmado pero rápido, solo para estar a tiempo de evitar alguna confrontación o lío en lo cual los gemelos metiesen a sus hermanas.

- Así que aquí están – irrumpió la voz calmada de Tyki en la escena, llevando su dedo índice y medio para sostener con suavidad el cigarro que se venía fumando durante la caminata, solo para dejar escapar una bocanada de humo y mover los labios con mayor comodidad – los he estado buscando, el Conde está por dar la cena de Navidad y los quiere a todos allá – su vista reparó en el animal que montaban los gemelos a lo que hizo una negativa mientras llevaba el cigarro a su sitio– y será mejor que Jasdevi deje a los animales donde deben estar los animales, en este caso el establo – les reprendió con calma para luego fijar su vista en sus jóvenes hermanas a las cuales toleraba más que a los mellizos. Al parecer ambas coincidían en gustos ¿era idea suya o el gótico estaba muy de moda entre las chicas? Al menos a ellas les quedaba bien.

El moreno como de costumbre iba bien vestido para la ocasión, sabía que el Conde tenía planeado algo grande y había que estar a la altura del evento. Iba de smoking negro con corbata del mismo color haciendo juego, camisa de seda blanca de botones de nácar, el pelo recogido en una coleta baja y los guantes de seda que jamás faltaban. Contrarío a lo que veía en los gemelos… ellos si que les faltaba un poco de decoro. Extendió sus manos para tomar la de Rose y Azaley con la intención de llevarlas a donde se encontraba el patriarca panzón. Pasando rotundamente de Jasdevi como si aun les faltase por alistarse.

- Por cierto Jasdevi, cuando acaben de llevar a la yegua a su sitio. Alístense o tengan la decencia de siquiera darse un baño. Al Conde no le harán gracia sus fachas y en especial para la cena de hoy que es muy importante – dijo sin mirarlos mientras avanzaba con sus hermanas a las cuales agradecía su compañía. Aunque extrañaba a Reverie y a Road sobretodo ¿Aun estarían en misión? ¿En nochebuena? El Conde no iba a pasar por alto esa ausencia.

El conde, tal cual como había dicho Tyki, se encontraba esperando a toda su familia en la enorme mesa del Comedor.

Para aquel día, la estancia estaba vagamente adornada con referencia a la víspera decembrina. Los platillos que se servían eran propicios para la época así como la iluminación adecuada. Cualquiera podría pensar que en realidad se trataba de una norma cena navideña. Error total, puesto que las intenciones para aquella comilona eran totalmente distintas.

Para esos instantes. El robusto hombre se encontraba bebiendo pacientemente una copa de vino tinto, saboreando al máximo éste licor mientras aguardaba con tranquilidad.

El lugar estaba desierto, y sólo una vez cada 10 minutos era ocupado por algún Akuma de la servidumbre adornando tal cosa o incluyendo otro platillo al bufete, que luego se retiraba ceremoniosamente en busca de otra cosa más o a hacer otro deber faltante.

El conde empezó a tararear una melodía antigua, permaneciendo su sonrisa y expresión serena y expectante. Hacía sólo unos quince minutos desde que mandó a Tyki-pon en busca de sus hermanos para iniciar de una buena vez la ceremonia; y estos aún no se presentaban.

-Espero que lleguen pronto, o la comida se enfriará, jijiji~ ♥ -canturreó con su aguda voz, tétrica y amable en contraste.

No muy apresurada pero sí con un paso moderadamente rápido, caminaba por los pasillos de aquel lugar, abriendo una a una las puertas algo preocupada. Buscaba a sus hermanos en sus habitaciones y para desgracia suya estaba sola. Su akuma ayudaba a los demás akumas a decorar el lugar y Lero estaba quien sabe donde. Casi a punto de rendirse suspiró profundamente y miro en una última puerta. Al abrirla ve un muy decorado comedor, con los cubiertos ya en la mesa y unos cuantos akumas arreglando por ahi. Asomó la cabeza por curiosidad buscando a alguien y para su sorpresa se encontró con alguien agradable. El conde milenario.

Se acercó con una sonrisa e hiso una pequeña reverencia tomando suavemente su vestido y levantandolo muy discretamente para después dejarlo caer e incorporarse.[N/A: https://2img.net/r/ihimizer/img368/3853/1135359628220cg0.jpg ese es su vestido y peinado, sólo que tiene el cabello negro y ojos rojos ^^]

-Buenas tardes, Conde. Espero no llegar demasiado tarde -dijo con una sonrisa y un tono tranquilo.

Antes que le respondiera algo caminó hasta acercarse a su silla habitual y sentarse esperando ansiosa volver a ver a sus hermanos en especial a ellos tres.

Estaba en su habitación, cosiendo unos peluches navideños. Le fascinaba la navidad como a todo niño de su corta edad, además se había enterado de que era el cumpleaños del chico cuyos cabellos eran tan blancos como la nieve que decoraba en ese momento el exterior...

Así que había decidido hacerle un regalo: Si, eran los peluches que estaba cosiendo ahora mismo. Al fin los terminó, los alzó y les echó una ojeada para darles el visto bueno

- Listos! - Exclamó. Los peluches eran tan grandes como una almohada y básicamente representaban lindos animalitos con ropa que parecía sacada de Halloween con toques navideños, los peluches se veían siniestros pero tenían un punto de ternura infantil... Un regalo singular sin duda, pero la mayoría de la orden ya conocía los excéntricos gustos de la pequeña. Aunque coserlos le había costado lo suyo, ya que había tenido que empezar desde cero y de tan difícil que le había resultado tenía los dedos llenos de curitas.

Siempre le habían dicho que era muy mala para la costura, pero ella ignoraba eso y se esforzaba y había mejorado mucho: Antes le era imposible coser el rasguño de una tela sin dejarse las manos echas picadillo, pero ahora había cosido unos cuantos peluches enteros y no se había echo daño comparado con el que se hacía antes.

Satisfecha, envolvió su regalo en un papel negro con estampados plateados navideños. Pero entonces oyó un estruendo horrible, seguido de más jaleo, se levantó y cogió su arma anti-akuma

- Q-qué será ese ruido? Mejor que vaya a verlo - Dijo friamente aunque temblándole ligeramente la voz. Bajó a toda velocidad y se encontró con varios exorcistas y un robot gigantesco que iba de rojo.

- Qué es esto?! O.O - Preguntó Chaos a los demás.

El chino se carcajeaba sin reparar en que el lugar se había llenado de gente, gente conocida. Desde sus subordinados científicos hasta los exorcistas, incluso alcanzaba a divisar unos importantes miembros de la Central que por curiosidad, echaban un ojo a lo que ocurría, aunque parecían más bien abstraídos de intervenir, quizá temiendo perder algo muy valioso, quizás. Al parecer todos intuían que el desastre en la Orden estaba cerca, muy cerca.

- Santa Komurin tiene la función especial obsequiar regalos de cualquier tipo – explicaba el supervisor a los presentes a cuales no escuchaba protestar y lanzar maldiciones silenciosas – en su interior hay montones de cosas increíbles que podrían devolverle la sonrisa a cualquiera ¡es el regalo ideal! – exclamó con júbilo. Inmediatamente comenzaron las protestas.

- ¡Mi reloj de plata! – Dijo uno – ¡ha desaparecido, mi reloj de plata!

- ¡Mi taza conservadora de calor! – protestó otro científico.

- ¡Mi espátula de platino! – incluso el cocinero Jerry estaba allí quejándose de la desaparición de su artículo de valor. Como unos cinco hombres más.

- ¡Su-per-vi-sor! – Deletreó Reever arrastrando cada una de las palabras con una venita sobresaliendo de su frente - ¡le ha robado a los empleados sus objetos de valor para…regalarlos!

- ¿¡Ja!? – Hubo una contradicción en sus facciones como si se desentendiera del hecho – pero que dices Reever ¡yo no he robado nada! Santa Komu… - entonces se interrumpió ante sus propios pensamientos, que coincidían con los de sus camaradas – im… imposible ¡mi Santa Komurin no ha sido…!

- ¿¡Entonces quien más sería supervisor!? – replicaron en coro sus subordinados viendo con ojos asesinos a su nueva creación. - ¡No defienda a esa cosa!

En ese momento todo parecía una clara escena de un pobre científico con su monstruo incomprendido por una multitud “ignorante”

- ¡No se acerquen a mi Santa Komurin! – chilló este asustado abrazándose con fervor a la máquina - ¡Santa Komurin defiéndete y defiende a tu amo! – ordenó.

- DEFENDER AL AMO. REPITO, DEFENDER AL AMO – decía la máquina extendiendo su gigantesca mano hacía el suelo con la intención de agarrar un puñado de gente que al sentirla venir la esquivaron horrorizados. El pánico en la Orden había dado inicio.

- ¡Santa Komurin no dejes que nos hagan daño! ¡Atrápalos a todos! – exclamó cual demente mientras el robot le tomaba la palabra, y empezaba a perseguir a todo el mundo.

- Madre santa… que alguien haga algo – susurraba Reever buscando un lugar seguro para refugiarse junto con sus compañeros, rogando al cielo que los escuchara y algún exorcista salvase la patria.

Y por supuesto. Que Allen no se percatara de que todo ese alboroto era precisamente por su cumpleaños.

Molesto como de costumbre en estas situaciones, soltó nuevamente otro "chih" suyo. Se acercó al chino y sin piedad le pateó mandandolo, seguramente, a volar muy lejos

-¡Serás idiota! Ni siquiera descansas y dejas de hacer desastres. Después te quejarás y fastidiarás...-

- DEFENDER AL AMO - se escuchó. La máquina se detuvo y volvió hacia el nipón.

Éste no perdio tiempo y tomó su espada que sostenia en su espalda pero algo diferente sintió. Al desenvainarla y mirarla fijamente se dió cuenta de algo.

-Serás...¿¡Dónde has dejado a Mugen?! -gritó con histeria.

Ahora sí que era un día irritante, primero es interrumpido, pierde su tiempo en ir a ver y ahora, su espada fue robada por la máquina que ahora estaba ya a al frente suyo para saber dios que hacer. Dispuesto a rebanar lo que sería uno de los brazos de aquella cosa la hoja de la espada comienza a agrietarse lo que provoca que termine de enfureser al peliazul. Lanzó lo que quedaba de la espada al suelo y retrocedió un poco. Tenía que llegar al cuello o nuca de esa cosa a como diese lugar.

-Si tuviera a Mugen sería más sencillo...-pensó mientras se ponía en guardia. Parecía como si nadie se fuese a mover.

Ya a cierta distancia prudente el robot acercó con tal velocidad sus brazos hacia el nipón que apenas y pudo darse cuenta. Saltó y comenzó a correr utilizando uno de sus brazos como camino directo hacia su objetivo. Al llegar a lo blanco y suavecito del traje patético del robot se dispone a patear [siendo su ultimo recurso] en aquella zona que, normalmente era el punto debil de esas cosas.

Sin embargo para su desgracia una especie de compuerta se abrio en el aparente lomo de la máquina y varios brazos con guantes blancos sujetaron con fuerza de las extremidades al nipón y lo jalaron con fuerza, éste al ser tomado desprevenido y por la espalda no tuvo por donde escabullirse y se undió en la oscuridad.

A los pocos minutos sintió un fuerte golpe y abrió los ojos estando tirado en el piso debajo del robot. Fastidiado totalmente se disponía a levantarse cuando algo le llamó la atención...
Un abrigo rojo con las mangas, cuello y bordes blancos, suaves al igual que un gorro sobre su cabeza rojo con las orillas blancas, una borla blanca y en la punta un pequeño cascabel dorado.

-...¡KOMUI!!!- Soltó al tirar el gorro al piso- detén este maldito robot si quieres seguir con vida!- gritó casi casi lanzando fuego por la boca caminando hacia el supervisor.
Mientras el robot siguió su camino atormentando gente y destruyendo la tranquila noche...

El robot al parecer habia logrado "vencer" al nipon de alguna manera, era bastante peligroso, suspiro al ver semejante escenario, esperaba que Allen no se diera cuenta del alboroto y mucho menos que se acercara al gran salon, pero seria algo dificil de evitar, el Robot habia comenzado a avanzar para continuar son su destruccion, sin embargo Azura con su arma en mano se preparo.

-Vaya desastres que causas Komui......- se acerco al "santa" electronico y dio un salto tratando de subir a la gran maquina para cortar alguna zona del robot, la que fuera, sin embargo los brazos comenzaron a atacarla para alejarla, mientras repetian- DEFENDER AL AMO!- euforicamente-

-demonios...no puedo......-uno de los brazos logra atraparla y la impresion hace que suelte su arma- noooo!!.....oye!!! chatarra!! bajame ya!!- le gritaba a la maquina mientras forcejeaba con esta para que la soltara en ese momento vio que algo planeaba hacer por lo que la llevo a su interior por la misma compuerta en la que habia introducido a Kanda y luego tomo un gorro y un traje rojo parecido al que vestia-

-u-un momento....d-detente! no!- se escucho por todo el salon y luego se vio salir a una mareada Azura verstida al igual que el robot- Komui....me las vas a pagar- lo miro con rabia y con verguenza a la vez debido a su apariencia-

Viendo atentamente las condiciones en las que sus compañeros quedaban luego de ir a dar dentro del robot, arqueo la ceja viendo a lo lejos el paradero de un lastimado Komui y aprovechandose del caós, se fue a reunir con él, la paciencia que tenía se habia ido al ver que la paz de esas fechas se habia ido por el caño por culpa de su invento.

Tomó a Komui de las ropas y lo arrastró hasta llevarlo junto con sus compañeros, el Komurin, que en estos momentos no tenia nada de "Santa" fijó los ojos en la mujer y con sus tantas manos la tomó de una pierna alzandola, la pelirroja, muy molesta sacó sus armas y se dispuso a disparar a los brazos de la máquina, pero ésta también se la tragó mas, Mana comenzó a disparar en el interior del robot, provocando alguno que otro corto-circuito y fue tirada bruscamente fuera del Komurin.

Cuando se pudo poner en pie, caminó hasta Komui para tomarlo de las solapas de su bata.

-Deten esta cosa si no quieres que nuestros planes de sorpresa se vayan a la basura o... -se relamió los labios con hastió y claro aire de sadismo -Me encargaré personalmente de que pagues las concecuencias... creo que muchos estarán bien dispuestos a ayudar...

- No podría estar más de acuerdo contigo en este momento – agregó una voz femenina bastante familiar tras la pelirroja. La general en su ágil andar se había aproximado en medio del desastre hacía donde se encontraba el responsable siendo sujeto por Mana. En el rostro de la mujer estaba clara la línea de la obstinación a causa del follón que Komui “como todos los años” se había ocupado en armar - ¡Es que es mucho pedir una navidad en paz dentro de la Orden Komui! ¿¡O tengo que ir a Norteamérica por un poco de paz!? (N/A: Klaud hace referencia a su país de origen).

El ceño de la rubia se encontraba arrugado en contraste a la adorable cara del simio Lau Jimin, quien veía a Komui embobado y luego se distraía con los ruidos metálicos de la lucha de aquel androide contra los exorcistas a los cuales pretendía ¿¡les estaba robando sus armas anti-akuma?

El látigo de la general se tensó de forma amenazadora en sus manos, como si deseara incrustar el cuero en el cuello del supervisor, el cual de vez en cuando necesitaba UNA dosis de su propio chocolate. Pero en el momento que se disponía a ajustar las cuentas con el hombre, escuchó chirriar a su pequeño amigo desde su hombro en señal de alerta. Aquella cosa se dirigía a ella a modo de intentar proteger a su amo de sus amenazas. La mujer se apartó de su trayectoria en un ágil salto hacía su derecha pisando firmemente sobre la suela de sus botas para fijarse luego en como aquella rata se escabullía.

- ¡¡KOMUI!! – vociferó la mujer apretando los dientes, en los cuales se asomaban sus colmillos a modo de rugido. El hombre ahora estaba intentando escapar por el techo. ¡Aquella cosa podía mantenerse en la superficie como si fuese un murciélago!

Destruirlo sería un reto para todos. Pero esa cosa tenía que morir.

El escándalo seguía. No, incluso ahora era cada vez más fuerte que cuando se había parado de su cama. Ahora que iba bajando piso por piso con el fin de dirigirse hacia el Departamento Científico, las voces de todos los que estaban en aquel lugar le venían casi más claras que la última vez que le prestó atención a los gritos.
Allen, sin saber que estaba a punto de meter la pata nuevamente, se dirigía con toda la inocencia del mundo expresada en su expresión hacia el lugar donde se estaban armando las decoraciones para celebrar, además de la Noche Buena, también su decimosexto aniversario.
Timcanpy salió de la nada a donde estaba el muchacho y se acurruco contra su cuello, extrañándolo. Allen se detuvo un momento y bajó la cabeza hacia el pequeño Golem. Una sonrisa asomó a sus labios.
-Vaya Tim, ya me estaba preguntando a dónde te habías metido –musitó el chico mientras tomaba gentilmente con ambas manos a su pequeñín compañero y lo depositaba arriba de su cabeza, en su lugar preferido. Timcanpy se acomodó tranquilamente, ocupando su espacio. El metal del Gomel estaba frío, tal cual como estaba el ambiente en aquella época del año; el invierno había llegado semanas atrás.
Allen volvió a retomar su camino al Departamento Científico, escuchando cada vez con más extrañeza los ruidos y el barullo que había más adelante, en su destino.

Estaba intentando encontrar el camino de ida al comedor... Sin éxito, para variar... Siempre que iba por el arca se acababa perdiendo y alguno de sus hermanos tenía que ayudarla, curiosamente para ir al jardín no se había perdido ni una sola vez, pero para ir a cualquier otro sitio... Cuántas veces se había perdido en su propia casa? Había perdido esa cuenta que jamás había empezado, pero eso de perderse ocurría con tanta frecuencia que ya lo tenía totalmente asimilado en su vida, para ella eso era como dormir o comer.

-¡Rose! –llamó el mayor de los gemelos.- Eh, Rose. ¿Qué te trae por aquí? No me digas… te has vuelto a perder.- no era una pregunta, sino una afirmación.

Se asustó un poco, no esperaba encontrarse a nadie por allí. Extrañamente, no se mostró sorprendida del hecho de que trajeran una yegua con ellos

- Esto... Yooooo... No me he perdido! Más bien digamos que me he despistado n.ñU - Dijo nerviosamente. Entonces llegó una de sus hermanas, una que no conocía. Se sonrojó levemente cuando alabó su vestimenta y luego se presentó

- Yo me llamo Rose Reiner, encantada de conocerte - dijo con simpatía, aunque con un ligero deje de timidez. El hecho de que Azaley fuera tan educada y pareciese tan segura de si misma la ponía muy nerviosa, parecía una persona fácil de decepcionar y a juzgar por lo torpe que era Rose y su pésimo sentido de la orientación tenía la sensación de que no le iba a causar una buena impresión a su hermana, aunque esperaba equivocarse ya que quería llevarse bien con su familia.

Luego llegó Tiky, y por lo que les dijo a los gemelos creía que una discusión no se iba a hacer esperar...

- Esto... Tiky, si a ellos les gusta ir así vestidos pueden ir... Al fin y al cabo no le hacen mal a nadie, no? - Dijo, en un intento de parar la discusión que tanto se temía que iba a dar comienzo en breve.

-¡Estúpido Tyki! –Devitt y por ende también Jasdero no hicieron caso a los intentos vanos de Rose por calmar la situación.- ¿Quién eres tú para andar diciendo lo que tenemos que hacer? ¡¿Ah?!

-¡Jasdevi hará lo que quiera! Jíii –espetó Jasdero con las cejas graciosamente fruncidas.- No haremos caso a lo que diga un tipo como tú. ¡Nada de nada!

-Y para que sepas, la yegua tiene nombre: se llama Canela –replicó el pelinegro cruzándose de brazos encima del animal. En contestación, la hembra soltó un pequeño resoplido, sin comprender que la discusión rodaba a su alrededor.- Y otra cosa. Nosotros iremos vestidos como se nos pegue la gana ¿Eh?, que el Conde vaya a comer espárragos si no le gusta; y lo mismo para ti, Tyki-pon.

Ambos gemelos se estiraron cada uno el pómulo derecho de su cara con el dedo índice, a la vez que le sacaban la lengua al mayor en una mueca burlona y grotesca.

El moreno miró a su pequeña hermana de ojos bicolores, a la cual le respondió con suma tranquilidad por no decir “mucha resignación”. Rose aun era muy joven para comprender que clase de follones armaban los gemelos cuando se lo proponían, y la sola petición del cambio de atuendo era una tontería en comparación. Ya sabía de antemano que chillarían como los críos que eran con la sola mención de la palabra “recatado”. Solo había intentado hacer el bien, solo eso.

- Pasa de ellos Rose, que se las apañen después con el panzón – siquiera se molesto en contestar a los gemelos, como si estos no existiesen en compañía de su “yegua”. Llevó una mano a su frente posando únicamente las yemas de sus enguantados dedos sobre su frente como si estuviese alisando arrugas invisibles, masajeando con suavidad. Parecía como si tratase de mitigar el dolor de cabeza. En un momento volvió a su elegante porte y relajado ser.

Y con ambas hermanas a sus costados emprendieron camino por el arca negra rumbo al comedor, donde seguramente el Conde del Milenio les esperaría con una ostentosa cena y un apetito voraz. Sin contar con alguna maquiavélica idea que estaría rondándole la cabeza a ese regordete ser. Parecía el Papá Noel salido de Resident Evil. Tanto por lo malvado como lo engendro.

-¿Desea otra copa de vino, Conde-sama? –preguntó sumisamente uno de los Akuma que hacían de sirvientes para aquel festín.

Los platillos ya estaban en la mesa, esperando ser devorados, así como las bebidas y otros detalles. El Conde sonreía a gusto, aunque ya empezaba a preguntarse en dónde estarían sus familiares. Rara vez, personajes como Tyki, o Reverie, o incluso Rose se tardaban demasiado…Jasdevi era otro cuento, por lo que no se molestó en incluirlos en la lista.

-Creo que así está bien ♥ – respondió el regordete personaje con un ademán vago de la mano. El Akuma se inclinó obedientemente y se llevó la copa vaciada para así lavarla. Otro de ellos estaba a punto de marcharse también, pero nuevamente con una señal, el Milenario llamó su atención de inmediato.

-¿Si, Conde-sama?

-Ve afuera y mira por dónde van Tyki-pon y los otros miembros de la familia… me gustaría que se dieran prisa para la cena: ese es mi mensaje ♥ –dijo tranquilamente. Incluso Lero estaba ausente…raro… pero bueno, eso cambiaría dentro de poco.

-En seguida- el Akuma hizo una pronunciada reverencia y se marchó para buscar a los llamados.