Designio de misión [Allen Walker & Mana Valentine]

Esta vez era Reever al que le tocaría recibir a los exorcistas. Esperaba que tanto Allen como Mana fuesen puntuales y se dirigiesen al despacho con diligencia. Komui se encontraba...bueno, roncando, qué mas daba. Y despertarlo, sabía Reever por experiencia, sería difícil y casi imposible. Llevaba unos cuantos días sin dormir por el trabajo, así que por consideración, el Líder de Sección le dejó hacer aquel break hasta la noche. Ya después podría ponerle todos los encargos que había dejado pendientes desde la semana pasada.

Cualquiera se preguntaría, ¿pero qué tanto hizo si todavía tenía trabajos desde hacías varios días?

Pues esa era también una buena pregunta para Reever.

En cuanto fue llamada dejó todo lo que hacia para dirigirse al despacho de Komui para averiguar de que trataba la misión, mientras recorría los pasillos se quedó pensando por momentos en que tipo de misión prodría tratar ahora, pero todas las ideas las descartó y prefirió concentrarse en su camino.

Para cuando llegó al departamento científico vio como para varear los encargados se paseaban para todas partes, pero limitandose a saludar con la mano siguió andando hasta llegar frente a la puerta de Komui.

*toc-toc-toc*

Sin esperar una respuesta, abrió lentamente la puerta encontrándose con Reever y con el supervisor roncando... Saludó a Reever con la mano y modulando sin voz un "Buenos días", para no despertar al agotado hombre. Pasó a sentarse en el sofá frente al escritorio del bello durmiente mientras esperaba por Allen, quien ya no debía de tardar.

-¡Komui-san! ¿Me necesit-…? –llegó diciendo el muchacho sin reparar al instante en el sueño que se estaba hechando el Supervisor. Como Reever estaba allí, con la expresión de haberlo estado aguardando, supo que era él el que se haría cargo de fuese lo que fuese que los hubiese hecho llamar.- Oh, lo siento –repuso apenado el muchacho sonriendo levemente por el bochorno.

En silencio, tal como había hecho Mana momentos atrás, se dirigió hasta el sofá alargado que daba de frente al escritorio, saludando con un gesto de cabeza y una sonrisa cálida a la colorina.

Entonces miró al alemán, e hizo la pregunta casual y esperada para comenzar todo el proceso rutinario.

-Reever-san, ¿Qué sucede?

-Bien, antes que nada, me alegra que hayan atendido al llamado sin mucha tardanza. También es un gusto volver a verlos, Allen y Mana –el Líder de Sección sonrió con cansancio; hasta él se trasnochaba.- Ambos tienen una misión, eso sucede. Ahora mismo les daré los detalles de la misma.

“Hace una semana, en la ciudad de El Cairo las cosas empezaron a cambiar. La gente empezó a sacar todas las cosas de valor que tenía, en especial las reliquias que guardaban para sí y de esta forma partir en varios grupos hacia el desierto, no muy lejos del pueblo. Decían que allí había aparecido una estatua, de una mujer. Algunos están convencidos de que se trata de una diosa y lo que más resalta de ella es su collar, con una piedra verde “como la esmeralda” según las citas textuales. Al parecer todo iba bien, hasta que en la zona donde estaba la estatua, empezaron a ocurrir atentados para robarse a la misma; todos frustrados. La gente dice que son los bándalos más peligrosos de El Cairo, que quieren llevarse a la diosa y sus bendiciones para quedárselos ellos únicamente. Así como quedarse con las joyas que se le dieron como ofrenda por cada familia. Es por eso que ahora su recinto está vigilado por gente del pueblo y hasta fuerzas policíacas de la región, también creyentes. No dejan entrar a extraños y forasteros. Hasta hace más de tres horas tuvimos estos detalles gracias a los buscadores, que iban a intentar acercarse para saber más, pero desde eso, no hemos recibido más informes por su parte, lo que es preocupante.

Es el turno de ustedes e ir a investigar qué sucede allá.”

-Como ya sabrán, se vale usar una puerta del Arca hasta allá, ya que África está un poco lejos y no queremos tardanza en esto. Les deseo suerte a ambos por parte del supervisor y mía. Cuídense mucho.

[Off: esta será una misión de reclutamiento para un nuevo exorcista. Para más información pueden mirar su ficha aquí. Tengan en cuenta entonces la presencia del usuario en el tema donde vayan a hacer a misión.]

Sonrió cálidamente ante la llegada de Allen y luego de sentarse a su lado, el alemán comenzó a explicar la situación de la nueva misión. Se había formado silencio al termino de las palabras del rubio, Mana dio vuelta su cabeza para mirar al peli-blanco con seriedad y luego se concentró otra vez en Reever, asintiendo ante él.

- ¿Tienen conocimiento de cuántos buscadores eran los enviados? Solo para una idea general de implicados de la orden aparte de nosotros. – Poniéndose de pie, se le acercó a Reever mientras miraba el escritorio con pilas de papeles sobre éste y un durmiente Komui, quién al parecer ni había sentido la presencia de personas extra. La carcomían las ganas de jugarle una broma, pero comprendía que, probablemente el chino no había podido dormir.

En lo que miraba los cansados ojos de Reever, una sonrisa se volvía a formar en sus labios, seguida de un encogimiento de hombros, como si con ésto expresara su comprención por el estado del moreno que yacía inmutable sobre su mesa de trabajo.

Reever le devolvió la sonrisa a Mana con calma "Si, ¿qué más daba?", y luego volvió los ojos hasta los papeles que sostenía desde que los recibió en la oficina para leer el mismo y responder la pregunta a la pelirroja.

-Veo que aproximadamente tres buscadores fueron los enviados y desaparecidos posteriormente –respondió a su vez mientras miraba de Allen a Mana- Como dije antes, llevan unas cuantas horas sin reportarse desde que dijeron que probarían acercarse a la estatua aún estando vigilada con tanto cuidado. Temo que les haya sucedido algo, pero no puedo juzgar la situación por mí mismo. Ni siquiera se qué tan peligrosas están las cosas allá. –terminó cerrando los ojos por el cansancio y a la vez la preocupación.

Allen hizo una mueca. Komui no era el único que merecía un descanso largo e ininterrumpido.

Había estado todo el rato con la cabeza baja, mirándose las piernas mientras que con el ceño fruncido analizaba la situación en silencio; se había preguntado lo mismo que Mana, sólo que a diferencia de él, ella se expresó en voz alta. Pero las cosas eran tal como había dicho el alemán: no era posible saber la situación en la que de verdad se encontraban los buscadores allá y en este mismo momento si alguien no iba a revisar.

La tal “diosa” podía ser un caso de Inocencia, o algo parecido. Lo cierto es que a él la mención de una estatua como problema le trajo recuerdos no muy gratos a la mente. También podría tratarse del enemigo… pero hasta que no se moviesen, no podrían saberlo con certeza.

-Ya veo –murmuró él en el momento en que en el despacho se hizo el silencio. Alzó la cabeza, y sonrió tanto a Reever como a Mana de aquella forma tranquila que él sólo sabía interpretar.- no se preocupe Reever-san, iremos allá e investigaremos que ocurre, si se trata de un caso de Inocencia o no; y traeremos de vuelta a los buscadores perdidos también, se lo aseguro.

Dicho esto, se levantó del asiento y dirigió una mirada significativa a su compañera sin desdibujar la sonrisa.

-Creo que ya es hora de ponernos en marcha.

-Ajá, bien dicho Allen -secundó a sus palabras, esperando porque Reever confiase en ellos, y de seguro lo hacia. -Volveremos con los buscadores y resolveremos ésto -Miró una vez más a Komui y luego a aquel cansado hombre que les acompañaba, seguramente envidiaba al chino.

Las últimas palabras de Allen la hicieron comenzar a caminar hasta la salida, abriendo la puerta y mientras miraba por sobre su hombro sonrió por última vez antes de salir.

-A, y Reever... debería tratar de dormir, nos vemos. - Dicho aquello salió del despacho aguardando por su compañero a un lado del pasillo antes de dirigirse hasta el arca y marchar al Cairo.

[Cambio de escena]

Allen asintió por su parte ante las palabras de Mana. También pensaba lo mismo.

-Komui-san no es el único que se puede echar sus largas siestas todo el tiempo, Reever-san. Asegúrese de dejarlo trabajando cuando se despierte mientras a usted le toca su momento de reposo -sugirió el chico sonriendo de forma cómplice y luego inmediatamente como un inocente, como si no hubiese conspirado en contra del Supervisor en pro de los demás.

Dicho esto, y ya habiendo salido Mana del despacho, Allen la siguió, para encontrársela fuera de éste aguardándole.

-Bueno, ahora a lo que nos toca -dijo mientras partía seguramente junto con ella hasta el laboratorio donde se encontraba el Arca. Vía a El Cairo.

[Cambio de escena]