Dentro de la estancia que conformaba la biblioteca, la joven castaña permanecía sumida en sus pensamientos; se encontraba sentada en uno de los asientos del lugar, en su regazo se encontraba el antiguo libro de nombre Abaddon; trataba pues en ese momento de descifrar todo aquello que aun no comprendía de los antiguos textos.
Suspiro con suavidad, aparto la mirada de las paginas del libro y con cuidado limpio sus gafas con ayuda del chaleco café claro que llevaba; pensó en ese momento que llevaba cierto tiempo sin ver al milenario y de cierto modo eso le causaba cierta curiosidad pues encontrandose algo ajena a los últimos acontecimientos su mente vagabunda creaba mil hipótesis cada una tal vez más acertada que la anterior.
Paso así poco más de unos cuantos minutos, antes de salir a dar una pequeña vuelta por el lugar, con el único merito de entretenerse y tal vez poder encontrarse a algún conocido.
[cambio de escena]