Llegada de un nuevo hermano

Del portal sin forma definida, Reverie, Deo y Medea aparecieron en el Arca, específicamente en uno de los interminables pasillos de ésta. Segundos antes que el portal comenzara a desaparecer, el ave de Reverie lo atravesó y todo el grupo comenzó a caminar recto, sin parecer tener algún destino fijo.

-Curioso -pensó viendo con ojo crítico su alrededor.

Reverie, quien iba caminando frente a él, caminaba con paso seguro y gracil. Se notaba que sabía qué estaba haciendo, aunque el paisaje uniforme de los pasillos daban la ilusión que no avanzaban nada.

La aparición del paraguas parlante y quejón lo impresionó, pero orgulloso no mostró sorpresa alguna al verlo molesto por el halcón de Reverie. Curiosamente el paraguas siempre terminaba sus frases con Lero~ y aquel detalle, por trivial e insignificante que pareciera, no se le escapó al Húngaro.

-Ya veo... entonces lo llevaré a la biblioteca o ¿a dónde quisieras ir Deo? -preguntó Reverie mirándolo, gesto que imitó el paraguas.

Deo sonrió aváramente y su sombra, aún levantada, comenzó a descender hasta que quedó nuevamente unida al suelo.

-Quisiera conocer toda el arca, si no es problema -necesitaba ver las cosas valiosas del arca, si es que había alguna ante sus codiciosos ojos, por lo que si el Conde, a quien ansiaba ver, no estaba disponible, el Arca lo ayudaría a matar el tiempo.

-Vaya, qué sorpresa... -Pronunció una voz melódica, de procedencia indefinida en ese entoces.

Con su pálida diestra terminaba de cerrar una de las tantas puertas que daban a aquel pasillo del arca. La muchacha de cabellera negra azabache -que pendía desde su cabeza hasta la parte baja de su espalda-, yacía observando a todos los presentes con especial interés. Llevaba puesto un vestido color índigo con aplicaciones de blondas blancas en el borde del faldón, el cual llegaba hasta arriba de las rodillas & un adorno de mariposa del mismo color de la prenda en sus cabellos, además de tacones a tono. Clavó sus grisáceos & fríos ojos en el paraguas, quien era el único al que realmente 'conocía'.

-Lero, tanto tiempo sin verte, querido -mencionó con un tono de sorpresa fingido, pero que sin embargo se oía bastante natural. Volvió su mirada a los rostros de los otros individuos, estudiándolos con brevedad.- Awww, por fin algo interesante.

Emprendió una lenta & femenina caminata hacia el grupo frente a ella, deteniéndose lo suficientemente cerca como para entablar una conversación sin tener que alzar demasiado la voz & esbozó una sonrisa inclinada, que dejaba notar un dejo de satisfacción.

-Bienvenidos, hermanos. Mi nombre es Azaley... Azaley Boussingault -inclinó un poco su torso a modo de reverencia, volviendo a erguirse algunos segundos después-. ¿Vosotros sóis...? -inquirió, alzando su ceja siniestra.

Tanto tiempo ahí y no le había visto. Al principio se sorprendió y después sonrió.

-Mi nombre es Reverie, Reverie Metherlence, -dijo extendiendo su diestra hacia la muchacha que se encontraba al frente suyo.- nunca te había visto ¿has vuelto recién de una misión?- cuestionó con tranquilidad

-Azaley-tama por fin llegó lero~ Bienvenida Lero~ -dijo el paraguas con su respectivo tono de voz.

-Ella es Medea, la akuma de mi familia. Y el es nuestro nuevo hermano, no quisiera quitarle el derecho a presentarse. Justo acabamos de llegar.

Hablaba cn gran naturaleza, más cuando se encntraba frente a sus hermanos quienes, a pesar de no conocer a algunos, le brindaban confianza.


[off:// fue lo único que le pude exprimir ami cerebro xD]

Ante la llegada de una nueva Noé, Deo la observó detalladamente. Al igual que Reverie, no era precisamente lo que él se esperaba encontrar, pero de todos modos una sensación de familiaridad lo embargó. Sonrió altaneramente tras la presentación de la Noé de la Pereza y él, sin dejar de mirar directamente a Azaley, respondió a su pregunta.

-Deo Juhász, un placer encontrar a más "hermanos" -dijo la última palabra impregnada de sarcasmo para ocultar el real sentimiento tras de ella-. ¿Cuántos Noé más hay?

Azaley y Reverie eran las primeras Noé que conocía, pero dentro de sí sabía que no eran los únicos Noé en el mundo y ansiaba por saber cuántos más de ellos habría. Mientras más estuvieran despiertos, más podría tener y si se trataba de poseer, Deo era un gran coleccionista de valiosas piezas, vivas o inanimadas.

Su mirada volvió a estudiar a ambos individuos, & luego se animó a contestar.

-Encantada de conoceros, Reverie, Deo, Medea -extendió a la vez su diestra para coger la mano de la joven, estrechándola con cuidado-. Sí, de una misión fallida. Al final no resultó ser inoncencia... Fue una pérdida de tiempo -farfulló.

Soltó la mano de la muchacha & dejó caer la propia a su respectivo costado. Algo había en ellos que le agradaba a la pelinegra, sin embargo no prestó demasiada importancia a aquellos pensamientos inútiles & detúvose a pensar en la pregunta realizada por el muchacho.

-Ya no lo sé -respondió, negando con un suave movimiento de cabeza-. Cuando creía que ya no podíamos ser más, aparecéis vosotros & me quebráis todos los esquemas que había estado armando -esbozó una sonrisa a medio labio, alzando ambas cejas-. Qué desconsiderados. Detesto cuando los demás hacen eso... así que agradeced que sóis mis hermanos & no simples humanos, porque por eso no os hago nada -pronunció, dejando notar un cierto aire de superioridad en sus palabras.

Alzó sus pálidas manos hacia sus cabellos, re-acomodándolo sobre su hombro siniestro.

-¿Vosotros venís llegando de misión también?

Escuchó las palabras de su nueva hermana y notó claramente la superioridad impresa en ellas. Aquello le supo mal, puesto que eso significaba un golpe en su orgullo y aquello no lo permitiría. No obstante, de igual modo la chica brillaba a sus ojos; era un tesoro invaluable que, junto con Reverie y Lero, deseaba tomar y ponerlos en su colección. Tanto poder y tan poco tiempo para tomarlo.

-¿Vosotros venís llegando de misión también? -preguntó la chica ordenando su ya perfectamente ordenado cabello negro.

-Realmente yo recién vengo llegando al Arca y tenía intenciones de conocer al Conde. Pero al parecer no está disponible por el momento, por lo que Reverie iba a enseñarme el Arca -dijo con palabras más elegantes su propósito de revisar el Arca para encontrar sus tesoros más valiosos-. Si lo deseas, puedes acompañarnos -lejos de anhelar la compañía de la Noé, deseaba mantenerla vigilada. No fuera a ser que alguien se atreviera a robarle a él una de sus posesiones.

-Ah, un novato -farfulló con arrogancia-. ¿Acompañaros? Lo haré, pero que conste que es sólo porque no tengo nada mejor ni más práctico qué hacer -dijo, llevándose la siniestra a la cintura.

Mintió al respecto, puesto de todos modos le agradaba ésto de conocer nuevos Noah's. Del único que tenía un registro bien formado era de Tyki, a quien había adorado absolutamente al momento de conocerlo debido a su gran elegancia ¿Podría otro Noah ganarse tal aprecio?

Su agudo oído captó inmediatamente una serie de pasos que se aproximaban a la locación en la que ellos se encontraban, por lo que de igual modo desvió su grisácea & seca mirada hacia la esquina respectiva, esperando identificar al individuo.


[Off: Lo siento, no es mi mejor día para explayarme .-.]

Le molestó aquella actitud altanera de la chica. ¿Acaso se creía mejor que él? No. Él no permitiría que una chica dañara de tal manera su orgullo, pero no planeaba quitarle el ojo de encima; por muy altanera que fuera, era un tesoro y nadie se lo robaría. Además, en ese momento habían cosas más importantes que hacer. ¿Cómo qué? Conocer al Conde personalmente, por supuesto~

-Bien, entonces andando -señaló, mas unas pisadas llamaron su atención y se volteó a ver quién osaba interrumpir aquel "ameno" encuentro entre hermanos.

Al voltearse, se encontró con que a lo lejos alguien los observaba. Parecía una chica común y corriente, cosa que al chico no le interesó. Se veía como una rata cualquiera, sin nada que la volviera especial. Basura.

Sin tomarle atención, pues a su parecer no merecía aquella chica indigna tal favor de su parte, continuó caminando para comenzar finalmente su exploración del Arca Negra.

Se sentía tan en casa.

(Cambio de Escena)