Hotaru entro en la enorme habitación. Se sentía deprotegido sin Coco a su lado, pero sabia que estaba bien y pronto se reuniria con él.
-Hola Hev -saludo alegremente- ¿Como te encuentras?
La enorme y extraña exorcista se acercó a él en un sinuoso movimiento.
-Hola, joven Hotaru -dijo con voz temblorosa, pero realmente suave y armoniosa- bien, gracias por preguntar... Pero creo que eso lo deberia preguntar yo a ti...
El niño la miró sin comprender hasta que al fin cayó a lo que se referia.
-Ah, no es nada, se me pasara pronto -se rebusco en su bolsillo y sacó la preciada inocencia, tendiendosela a la exorcista- mira lo que rescate n.n
Hevlaska la tomo entre sus pequeños brazos y Hotaru pudo ver como el cristal se unia con ella, refugiandose en su interior.
-Palpita como el corazon de un niño...
-Se alegra de volver a casa -le sonrio el pelinegro- Contigo estara segura, Me tengo que ir Hev.
-Ve con Dios, Hotaru-kun
Se despidió con un gesto de su mano. Tenía un sentimiento extraño hacia Hevlaska, sentia como si fuese su madre y le apenaba dejarla tanto tiempo sola, pero debia descansar.
[Cambio de escenario]