La habitación, como de costumbre, estaba totalmente en silencio. Ni un zumbido resonaba ignorante en aquel lugar donde no había otro color más brillante que el blanco puro que sobrecogía las paredes y decoración.
Allen sabía que nadie podría llegar hasta allí sin su consentimiento, por lo que ahora aquel lugar pasaba a ser su lugar de descanso privado, ideal para aquellos momentos en donde quería despejarse y pensar. Momentos que cada vez se hacían más frecuentes.
Suspiró, y como si formase parte de aquel lugar, volvió a quedar en silencio.
Yacía sentado en aquel largo mueble donde había parado la primera vez que se vio obligado a ir a ese cuarto. Las piernas recogidas entre sus brazos, donde podía reposar su cabeza y cerrar los ojos. Inmerso en sí mismo. Sabía que era malo que se escapara de esa forma de las instalaciones de la orden; podía ser necesitado en cualquier momento. Pero no podía evitarlo.
No quería levantar la mirada. Desde los brillantes espejos de aquel lugar, la figura del decimocuarto le miraba con expresión impasible, como en contadas ocasiones.
Allen se estremeció levemente. Sabía de sobra que aquella figura permanecería inmóvil por los momentos, que sólo le sonreía y le miraba únicamente; más, no podía sacarse de la cabeza la sensación de sentirse acechado de a ratos, como si verdaderamente aquella oscura figura escondiese intenciones que Allen no buscaba reconocer. No. No quería pensar en eso.
Por su mente pasaban caras, voces, llamados, recuerdos, palabras a una velocidad que le permitía identificar de quienes se trataba. Aquel silencio era cómodo, de alguna forma. Nunca lo había considerado de aquella forma hasta ahora.
Timcanpy revoloteaba juguetón arriba de su cabeza, también en silencio. Esperando el momento en el cual Allen por fin se levantaría de aquel lugar y se marchara a algún otro sitio donde hubiese ruido y movimiento. Soltó un bostezo, mostrando la hilera de imposibles colmillos; incluso los golems se aburrían.
Había una pantalla en donde antes estaba la pared que daba al frente del piano de cola. Así podría saber cuando le necesitarían.
Sin saberlo se quedó dormido.